Durante varios días, el tatuaje le causó ardor, picor e irritación, y no podía rascarse, solo darse pequeños golpes alrededor y pedirle a Megan que le aplicara mucha crema. Era horrible. – Está quedando genial – dijo Megan y le tomó una foto a la espalda de Lilith para que ella pudiera ver el tatuaje de un cuervo con las alas extendidas. Sí iba a pasar por todo eso, tenía que quedar bien. Sobre su muñeca estaba el tatuaje con el número “1013”, ese la molestaba menos. Megan sonrió – no es para tanto, te acostumbrarás, para cuando tengas tu quinto tatuaje, será más llevadero. – No, esto fue cosa de una vez en la vida – anunció Lilith – no volveré a tatuarme, ¿de verdad se ve bien? – Ya te dije que sí, deja de parecer tan afligida – le pellizcó las mejillas – se ve genial. – Sí me está

