El espacio mental era una proyección creada por la mente como un mecanismo de defensa y comúnmente, evocaba un lugar seguro, donde el mago se sintiera a salvo. Pero Lilith no era una maga y no sabía cómo conjurar un espacio mental. Sí estaba en ese lugar, era porque el demonio la llevó. – Tranquila, respira – se dijo a sí misma para calmarse. De acuerdo a las reglas, un demonio dependía de una acción para liberarse y de un consentimiento para apropiarse del cuerpo de una persona, dicho consentimiento podía ser dado de forma expresa o tacita, como firmar un contrato con sangre, darse la mano o aceptar en voz alta que estaba de acuerdo. Liberarlos era la parte fácil. Algo tan simple como abrir una caja de música era suficiente para liberar a un demonio, o abrir un libro y leerlo, era p