— ¿Entre los dos…? — Reí nerviosa. — ¿T-te refieres a…? — No quería terminar la oración. Volví a replantear: — Tú, ¿acaso estás diciendo…? ¿Mi padre sabe que nosotros…? — Lo hicimos, tuvimos sexo, hicimos el amor, como quieras llamarlo. — Completo por mí. — Sí, él sabe todo lo que paso cuando estuve allá. ¡Vamos, anda y publícalo que todo el mundo se quiere enterar! ¡Qué vergüenza! Tierra trágame, no quiero estar más aquí. ¡¿Cómo pudo pasar?! ¡¿CÓMO RAYOS SE ENTERÓ?! A penas y estábamos retomando nuestra conexión familiar y ahora con esta noticia, ¿cómo podré verlo a la cara siquiera? Debe pensar que soy la peor vergüenza para la familia. Miré a través de mis deditos (porque sí, esta cobarde se estaba ocultando tapándose el rostro) a los chicos, no dejaban de sonreír y apuesto a