Creía que estar poseída por un demonio era lo peor, claro está que invade tu privacidad. Pero el demonio que me invadió fue todo lo contrario. Me ayudó a salir de un hueco tan oscuro que ni yo misma creía que podía hacer. Ahora ella me pide la mitad de mi alma, cosa que no es fácil de decidir. Si accedo a ello, estaría dándole una parte de mí. Es una decisión difícil de tomar. Cuando llego a casa, ceno con mis padres. —¿Cómo te ha ido? —Lo he entendido. He tomado una decisión con ella —ellos saben que hablo de mi otra personalidad. Se quedan en silencio. -¿Oh si? ¿Qué vas hacer? —Me quedaré con este cuerpo. Ella se va a ir. Alivio veo recorrer en el rostro de mis padres. Sigo comiendo con toda la tranquilidad que me permito. Ellos siguen atónitos ante mi respuesta. —Eso quiere dec