En eso último tenía razón. Pero no se hacía una idea ni siquiera cercana a cómo me sentía realmente.
De un día para otro, mi novia del último año, una persona a la cual amaba profundamente y a la que creía conocer muchísimo, en la que confiaba y a la que le había dedicado muchísimo tiempo como para intentar comprender lo que quería y sobre todo lo que sentía, y también para darle lo mejor de mí, me había estado engañando con uno de los chicos más populares de la Universidad, de mejor posición económica, y hasta se lo había presentado a sus padres, cosa que nunca había hecho conmigo. Para él no había excusas ni miedos de ser la única hija mujer y tampoco la pequeña que le contaba a papá que tenía novio, como siempre me había dicho que le pasaba conmigo.
Durante todo ese año, se suponía q
