Julián
Inmediatamente despierto me dirijo al baño, no tardo más de media hora en estar listo y salir de mi cuarto, bajo las escaleras sin prisa y veo a mis padres desayunando en el comedor, no les digo nada y me dirijo a la cocina, al entrar saludo a Miguelina (lina) mi nana querida y a Sara una de las muchachas de limpieza que está con ella, tomo un vaso de jugo y me voy hacia la puerta principal, en el transcurso paso por el comedor y veo a mis padres aun desayunando no sé qué es lo que comen y no me interesa averiguarlo; mi madre me ve y me da una cálida sonrisa, yo no hago ningún gesto y sigo mi camino.
Al salir de la casa voy hacia mi auto me subo en él y conduzco hacia la constructora, no es que esté enojado con mis padres, pero ellos quieren que formalice mi compromiso con Mercedes y yo no quiero, me están presionando mucho y sé que si me sentaba a desayunar con ellos ese iba a ser el tema, para ser sinceros, no estoy de humor para hablar de ese tema en específico y escuchar toda su cantaleta sobre que ya soy un adulto y tengo que actuar como tal.
No me interesa lo más mínimo.
Mercedes es mi novia desde hace más de dos años y no es que no la quiero, porque si la quiero, ella es muy linda tiene una cabellera larga roja que le llega hasta la cintura sus ojos verdes deleitan a cualquiera, pero yo no soy cualquiera, su cuerpo no es muy curvilíneo, pero tampoco es plano, tiene unos labios finos y delicados, además, es hija del mejor amigo de mi papa, Marcos, otro motivo por el cual quieren que me case con ella, pero no lo pienso hacer porque la quiero, pero no la amo, siento que ella no es la mujer hecha para mí. Entre ella y yo solo hay un compromiso porque nuestras familias son amigas y cariño porque crecimos juntos, además de la costumbre, claro está.
Pasados unos minutos llego a la constructora, aquella empresa en la que no me gusta trabajar, pero lo hago porque soy hijo único y sé que mi padre no vivirá para siempre aunque me gustaría tenerlo conmigo hasta el fin de mis días.
La Constructora Continental es la segunda en el lugar de importancia en la ciudad, es un negocio familiar, el fundador fue mi bisabuelo que se la dejó a mi abuelo y mi abuelo a mi padre, ahora el heredero voy a ser yo, por eso aunque no me guste tengo que aprender "el negocio familiar".
Al llegar saludo al guardia de la puerta principal con un gesto de la cabeza, tomo el ascensor y pulso el botón con el número 3, es temprano por lo que no hay casi nadie en la empresa, camino hacia mi oficina y me encuentro con Laura, la secretaria de mi padre.
- Buenos días joven Julián. - Me saluda.
- Hola. - Me detengo frente a ella. - ¿Qué haces aquí tan temprano?
- Siempre llego temprano, así cuando su padre llegue encuentre todo listo. - Respondió con una sonrisa en el rostro.
- Está bien, me voy a mi oficina. - Le hice un ademán señalando el lugar indicado.
- Si, yo tengo que ir a sacar unas fotocopias a estos papeles. – Dicho eso se fue, ahora entiendo porque tenía todos esos folios en las manos y también las razones por las cuales mi padre no la echaba, era imposible echarla siendo tan eficiente.
Entro a mi oficina y me siento a revisar unos papeles que estaban en el escritorio.
Escucho que tocan la puerta, miro mi reloj, no me di cuenta cuando paso el tiempo.
- Pase. - Me limito a decir, y veo que entra Becky, mi secretaria.
- Joven le vine a avisar que hay una reunión en 15 minutos. - Dijo al entrar mirando algo en su cuaderno y marcando cosas.
-Becky, ¿Hace cuánto tiempo llegaste?- Pregunté poniendo mi atención en ella.
- Hace poco más de media hora. - Respondió sonriente.
- ¿Por qué no me avisaste? - La interrogué.
- Laura me dijo que llegó temprano así que pensé que tenía mucho trabajo y no quise molestarlo, a menos que fuera necesario como en este caso. Lo siento. - Respondió con simpleza y encogiéndose de hombros.
- No pasa nada. ¿Mi padre llegó?- Asintió.
- Si, está en su oficina. – Dijo para reafirmar su respuesta. Suspiré y estiré en mi silla.
- Gracias, te puedes retirar. - Salió de la oficina y pasé las manos por mi rostro, me sentía cansado y extraño, estaba estresado y conocía perfectamente las razones.
Becky es una chica linda, joven, tiene el cabello rubio más arriba de los hombros y esos impactantes ojos azules que llaman la atención, además de sus curvas que se notan mucho por encima de la ropa.
Salgo de la oficina, me dirijo a la de mi padre y no veo a Laura en su lugar así que entro y allí estaba ella con mi padre, sentada frente a su escritorio, frente a ella estaba mi padre en su lugar, imagino que estaban hablando de algo de trabajo porque ambos tienen papeles en las manos y sobre el escritorio.
- Disculpen ¿Interrumpo?- Pregunto sin más.
- No hijo, pasa. - Responde mi padre. - Estamos preparándonos para la reunión.
- Si, ya Becky me avisó. - Me senté al lado de Laura.
- Bien, señor, yo me retiro. - Laura se levantó de su asiento.
- No hay problema, Laura - Dijo mi padre. - ¿Por qué saliste así de la casa hoy?- Me preguntó en cuanto la secretaria cerró la puerta. - Tu madre se lo encontró extraño y la hiciste sentir mal, le duele tu rechazo.
- No es nada, solo tenía mucho trabajo aquí y no quiero que se me junte todo. - Dije restándole importancia, no quería que empezara con su discurso. Más tarde hablaré con mi madre.
- Bueno me alegra que estés emocionado y preocupado por la constructora, sabes que te quedará a ti, pero ya tenemos que irnos a la reunión. - Se paró de su silla y yo le imité. Que emoción una reunión, espero que se haya notado mi sarcasmo.