—Te pongo tu gorrita ¿mi amor? ¿La quieres? — preguntó Luz mientras peinaba con cuidado el cabello de Sila.— O ¿quieres una colita?
—Amor, a Sila aún no le salen colitas, ni trencitas.— Le responde David mientras ve como su hija va sentada en el regazo de Luz rumbo a Real de catorce.
—Muero porque le crezca el cabello y pueda peinarla como mi mamá lo hacía.
—¿Cómo?
—De trencitas, pero amarradas adelante como una corona.
—Las recuerdo, ese día que te conocí, ibas peinada de esa forma.
—Ni recuerdo ese día…— Responde Luz divertida.
David le lanza una sonrisa coqueta y después le hace cariños a su hija quien inmediatamente sonríe y se mueve feliz, emocionada, reaccionando a las cosquillas que su padre le provoca, él la toma entre sus brazos y la para sobre sus piernas recargándol
