[CAELI] Dos días después: 4 de febrero Como siempre, llego al consultorio cinco minutos antes. No porque sea puntual, sino porque no quiero encontrarme con nadie en la sala de espera. Me siento en el mismo sillón, al lado de la planta esa que siempre parece estar a punto de morir pero que nunca lo hace del todo. Como yo, supongo. —Hola, Caeli —dice la Sandra, mi psicóloga con su voz tranquila. Asiento. No sonrío. —¿Cómo estás hoy? Odio esa pregunta. Porque cada vez que la escucho me doy cuenta de que no tengo idea. —No sé. Cansada. Vacía. Llena. Todo al mismo tiempo —respondo, mientras juego con los anillos que llevo en mis dedos. La Doctora. Sandra observa sin interrumpir. Deja que las palabras se acomoden solas. —Pensé que después de perder a mis papás no podía dolerme más nada