Mi mente no puede evitar imaginar a Valois, al enterarse de que he huido. Su rostro y la furia que seguramente la noticia le causo, me hacen sentirme extraña, como perseguida o mejor dicho, como incómoda, porque Valois no es un hombre conformista y sé que no parara hasta encontrarme. Levanto el rostro hacia Odette para intentar cambiar de tema, pero al hacerlo observo que ella está ocupada escuchando a alguien más. —¿En el bosque?—solo logro escuchar y un par de hombres salen del mesón con cierta confidencia y sigilo. —¿Qué ocurre?—le pregunto a mi amiga cuando vuelve la mirada hacia mí y ella, aunque me mira, parece estar sumida en sus pensamientos debido a la conversación que ha escuchado sin querer. —Esos hombres estaban hablando de los exiliados—manifiesta algo extrañada. —¿Qué di

