—Trae una toalla de baño para la reina—ordena sin apartar la mirada de mí, yo por supuesto me siento un tanto incómoda con su presencia cuando las últimas semanas he aprendido a vivir sola, siguiendo una rutina, la cual no es precisamente motivo de desagrado, sino al contrario, la rutina me ha ayudado a tolerar la forma de vida a la que Valois me ha sometido. Soy la reina, pero al mismo tiempo soy una prisionera y también una madre de encargo. Llevo en mis entrañas a su hijo, pero quizás, eso es lo único y último que nos une. Cuando este hijo mío nazca seguro yo moriré. Abrazo mis piernas por debajo del agua, esperando que Rosette vuelva para ayudarme a secar y también vestir para entrar a la cama, pero cuando escucho los pasos de Rosette y me vuelvo hacia ella, me percato de que Valois,

