Al avanzar por el pasillo hacia nuestra alcoba, noto que la respiración de Bastian aún no se recupera por completo y al mirarlo de reojo confirmo que su condición aún es delicada al ver que su pecho sube y baja con mucha frecuencia, como si le faltara el aire.
—¿Te cuesta respirar?—me animo a preguntar esperando que sea sincero conmigo con el propósito de solicitarle que esta noche se quede a mi lado para descansar, pero cuando él nota que lo observo, me mira, sonríe y enseguida su pecho deja de moverse de forma irregular, como si tratara de controlar por voluntad propia su respiración.
—Pronto estaré bien, ya no te preocupes más—su voz suena suave y gentil, demasiado tranquila y confiada, yo quiero creer en lo que dice, porque de otro modo no podre dormir esta noche— quien me preocupa
