Capítulo 2

3439 Words
Enzo esta distraído y sumido en un extraño silencio mientras vamos camino al casino, y por primera vez agradezco ese silencio ya que no puedo dejar de pensar en la nota que encontré en su billetera esta mañana. La camioneta se detiene y baja para después tenderme la mano y ayudarme a bajar, veo a varias personas que están en la entrada del casino. —Nose si me agrade como te miran algunos—dice Enzo a mi lado mientras avanzamos hasta adentro con mi brazo entrelazado al de él—Siento que quieren ver lo que hay debajo Le doy una sonrisa, porque cuando me vio con el vestido no le hizo mucha gracia. Era un vestido de fiesta rojo corte sirena ajustado hasta las rodillas, desde donde partía una falda con un discreto vuelo. Era atrevido y seductor confeccionado en lentejuelas, con un pronunciado escote en «V», tanto delantero como trasero. El cabello lo había domado en un recogido sexi. —Cariño. Solo tú sabes lo que hay debajo de este vestido—le guiño—¿Qué hay para esta noche? —Tenemos un torneo y el ganador se llevará tres millones de euros—le miro con la boca abierta, porque aún me sorprende la cantidad de dinero que las personas se juegan aquí—Además, algunos premios de medio millón —Cuanto exactamente estarás dando hoy—Se ríe en alto y caminamos hasta las escaleras —No es dar amore—dice este mientras asiente a los chicos de seguridad al pie de las escaleras—Digamos que hoy ganaremos más que eso. Solo invite a los jugadores más arriesgados y las personas más influyentes. Además del torneo, las salas VIP están llenas y con personas deseosas de jugar Llegamos a la oficina y al abrir me encuentro con Mika enfundada en un vestido de encaje y transparencias negro. Su cabello está recogido en una trenza dejando algunos mechones de su cabello suelto —Enzo que bueno que llegas—dice con una sonrisa y al verme se sonroja. Y nose si tanta familiaridad me agrade pienso —Que bueno verte Thara —Mika—dije asintiendo —¿Todo marcha bien? —Pregunta Enzo mientras se aleja de mí y se sienta en su silla mientras yo hago mi camino hasta el sofá y me siento. Me quede mirando la interacción de ambos. Mika se removía mientras revisaba su Tablet y escuchaba atenta lo que Enzo le decía. —Cariño. Estaré abajo—El asintió —En un momento estaré allí—me dice—En una hora comienza el torneo y quiero tiempo contigo—camino hasta él y ante la mirada de Mika lo beso. —No te tardes—digo pegado a sus labios Salgo de la oficina de mi esposo y bajo hasta el salón principal donde las personas ya juegan en los diferentes juegos dispuestos como todas las noches. Llego al final de las escaleras y veo como varios de los chicos que trabajan para mi marido se reorganizan y resoplo mientras los ignoro Enzo no me pierde de vista, ni estando en su oficina. Para él. Es importante mi seguridad cuando estoy en el casino, pero odio que me observen constantemente. Camino hasta la barra y encuentro a Peter. El bartender habitual detrás de la barra. Al verme me da una sonrisa —Señora D'Angelo—me saluda cuando tomo asiento en el taburete —Sabes que puedes llamarme Thara—le riño y el niega —Al jefe no le gusta que nos tomemos libertades con usted—ruedo los ojos porque tiene razón. Las únicas personas que me llaman por mi nombre son Conte, Karla y Mika. Las última porque son mujer y no necesita celarme —Bueno Peter ¿qué tienes para mí? —preguntó mientras miro alrededor —French 75—dice antes de echar unos milímetros de Ginebra y media copa de zumo de limón y agitar en la coctelera, para luego poner frente a mí una copa flauta y vaciar el líquido antes de completarla con champán. La tomo y le doy un sorbo —Esto es fantástico—digo dejando la copa en la barra—Solo ten siempre una de estas preparada para mí—digo y busco con la mirada a su prometida Karla que trabaja junto a él en la barra—¡Hey Karla! —ella voltea y me mira—Tienes uno bueno—ella me guiña y Peter se ríe en voz alta antes de irse a atender a otras personas. —Oye Peter. Yo también quiero una de esas—la voz de Lissa llega hasta mí. Se ve hermosa con un vestido de noche coral de encaje y su cabello corto suelto —Amiga—dice y mira mi copa—Lo siento—me encojo de hombros para restarle importancia —La próxima semana iremos a ver al doctor y partiremos de allí—sorbo mi bebida y sonrió—Están noche quiero divertirme —Pienso lo mismo— dice. Peter llega con su bebida y esta sorbe—¿Sabes hace cuanto no tengo una noche a solas con mi marido? Amo a Ilyana, pero es tan demandante que a veces solo quiero gritar —Pero bien que llamas a la niñera cada cinco minutos—Conté llega junto a mi marido y se une a nosotras Thara —Con—digo mientras me rio entre dientes de Lissa. Enzo se detiene y pasa su brazo rodeándome antes de dejar un beso en mi sien —Te ves hermosa Lissa—esta sonríe con simpatía antes de beber de su copa—Conte acaba de llamar a la niñera también —¡Conte! —Riñe esta. Es tan divertido ver que ambos no pueden dejar de pensar en su bebé —Lo siento cielo—se disculpa este. Pero su rostro no muestra culpa —Bien. Esta noche es nuestra y vamos a disfrutarla—dice esta —Estoy de acuerdo—digo poniéndome de pie—ahora vamos a apostar—digo caminando hasta donde se encuentra la ruleta—Venga Lissa, la casa invita—digo mientras nuestros esposos solo niegan exasperados. Solo quiero olvidar este día de mierda y divertirme. ★★★★★ Enzo estaciona el auto frente a la hermosa villa de Lissa y Conté, donde vamos a celebrar una barbacoa en honor a Ilyana. Anoche fue un éxito y me divertí con mi amiga como no lo hacía hace mucho. Sin embargo, hoy no puedo dejar de pensar en la cita que Enzo tiene esta tarde. Me carcome imaginarlo engañándome. Cundo le conté a Lissa su reacción fue de incredulidad. Salgo del auto y abro la puerta de atrás para sacar mi obsequio. No sin dejar de comerme con los ojos a mi esposo que hoy se ve caliente con su polera blanca Ralph Lauren que marca su glorioso cuerpo, jeans ajustados y zapatillas blancas. Por mi parte me había puesto una camiseta y pantalones negros, estos últimos rasgados en las rodillas, una chaqueta blanca y botas timberland Caminamos hasta la entrada y rodeamos la casa hasta el jardín trasero y allí encontramos a todos. Marcelo, Cristal junto a su esposo, los padres de Enzo y algunas personas que Lissa había conocido con el pasar de los años, las cuales tenían a sus bebés consigo. —Debe ser una broma—dice Conte cuando nos ve y me río al ver su expresión y gesticula > haciendo que Enzo a mi lado me dé una mirada de; te lo dije. Me encojo de hombros y camino hasta Lissa que tiene a mi hermosa niña en brazos y chilla cuando me ve. Se ver hermosa con un tutu rojo acompañado de una camiseta con una gran corona en ella y sobre su cabeza descansa una gran diadema roja. Ilyana tenía el cabello claro como el de Conte, pero sus ojos son castaños como los de Lissa. Toda ella es vibrante, llena de vida y la amo Ella encantada admira el unicornio mientras lo colocó en el césped y de inmediato se remueve en los brazos de su mamá y se tambalea hasta donde estoy con su regalo. Se deja caer encima de mi regalo mientras ríe y yo no puedo dejar de sonreír mientras me tiro también en el suelo del jardín. —Bueno. Creo que mi regalo quedo pequeño y no hablo del tamaño solamente—dice mi esposo a mi espalda. Lo miro de reojo y está sonriendo—Esto es de mi parte—le tiende el obsequio a Lissa la cual lo acepta agradecida antes de abrirla. Y espero su reacción —Thara no es la extravagante—la voz sorprendida de Lissa me hace mirarla mientras me pongo de pie y miro la hermosa esclava de titanio con dos pequeñas perlas en cada lado, la chapa está grabada con su nombre y al lado de esta hay una pequeña y delicada libélula —A nosotros nos encantó cuando la vimos—le digo feliz de que le gustara —Me encanta no es una palabra que yo usaría—dice Enzo frunciendo el ceño. Ruedo los ojos y tomo a Ilyana para que Lissa se la ponga —No debieron comprar algo tan—dice Conté gesticulando —Es mi sobrina y yo la quiero consentir—digo —Va a crecer como una mimada —Lo dijo el que le compró una casa de muñecas de tamaño real—me mofo y Lissa ríe Le ponemos el regalo de Enzo y este la toma de mis brazos —Esta señorita y yo iremos a dar un paseo—dice antes de sonar un beso en la mejilla regordeta de la bebé—Vamos a la zona de hombres— le dice a Conté y este asiente —Lo dice el que carga al bebé—se burla Lissa mientras los ve marchar —¿Qué has averiguado? —susurra viendo a Enzo cargar su bebé. Niego. —Me he partido la cabeza creando tantos escenarios, pero no me atrevía preguntarle. Temo que se enoje por estar fisgoneando —No fisgoneaste. Te salto encima—me recuerda Lissa. Anoche durante el aniversario había llevado a Lissa al baño y le había contado lo que encontré en la billetera de Enzo. Ella dice que estoy paranoica por lo sucedido horas antes con la prueba fallida —Estoy aterrada de que después de todo el ya no quiera estar conmigo—digo mis temores en voz alta —¿Aún vas a seguirlo esta tarde? —asiento —Y si estas metiendo la pata— Eso lo he pensado, pero debo hacerlo —Está tarde sabré cual es el misterio que se trae Enzo La fiesta fue un éxito y jugué como niña pequeña durante la tarde, pero no podía dejar de fijarme que Enzo miraba cada pocos minutos su reloj y aunque sonreía e intentaba charlar de forma animada con Dominic, siempre miraba su reloj. Lo jodido es que ¿Qué voy hacer al Enzo me engaña? ¿Acaso está cansado de nuestra vida? Inmediatamente después de cortar el pastel Enzo dijo que me llevaría a casa porque debía ir a resolver algo en el casino. Asentí de mala gana por la mentira, pero no dije nada y me despedí de todos con la promesa a Lissa de que hablaríamos pronto. Durante el viaje de regreso la tensión se sentía —Amore—salte por el contacto de Enzo y este me miro raro. Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta que me estaba hablando —¿Estas bien? —Su mano se entrelazó con la mía mientras conducía—has estado extraña esta tarde —Sólo distraída, pero nada más—digo—Porque no dejas el trabajo hasta mañana y pasamos el resto de la tarde en la cama viendo alguna película—sugiero esperanzada y el niega —Lo siento cielo, pero no puedo retrasar el trabajo. Solo tomara un par de horas, llevare la cena—asiento antes de fijar mi mirada al camino sin decir más. Enzo me deja en la entrada del edificio y en vez de entrar tomo un taxi y le doy la dirección del hotel. Me quedo una cuadra antes y así no ser vista. Mientras camino distingo la camioneta de Enzo que ya están estacionada y me acerco, miro desde la entrada escondida tras una columna y miro que no esté a la vista. Cuando pienso en moverme veo una figura familiar que se acerca y entra al lugar. El corazón se me para y creó que me voy a desvanecer. Mika entra en el hotel con un sugerente vestido y su rostro luce perfecto con su maquillaje. Me quedo allí de pie sin saber qué hacer. ¿De verdad esto es real? ¿Enzo y Mika? Un par de minutos después de perderla de vista me debato entre irme o hacerle frente a esta situación y después de pensarlo unos minutos camino hasta el elevador y subo hasta el piso. ¿Qué le voy a decir? Cuando el elevador para en mi piso. Salgo y camino lentamente hasta encontrar el número de habitación que estaba en el papel. Respiro un par de veces, toco ligeramente la puerta y espero. La puerta se abre y Mika está allí con una gran sonrisa que muere cuando me ve —Thara—dice mi nombre con sorpresa y lo suficientemente alto para que se oiga en la habitación. Segundos después Enzo está de pie al lado de mira sorprendido —¿Es en serio? —mi voz suena extrañamente calmada. Pero es lo menos que siento en este momento. Calma —¿Qué haces aquí? —Pregunta acercándose a mí ignorando a Mika que esta sin decir nada. Quiero chillarle, volverme loca —Eso es todo lo que me vas a decir ¡Eh! — Grito esto último. El intenta hablar, pero no le dejo porque le estampó un bofetón que lo hace retroceder mientras me mira como si estuviera loca—Te estas acostando con esta —señalo a Mika —¿Que? ¡No! —Quiero creerle, pero como hacerlo. Le grito de todo a ella y a Enzo. Estoy fuera de mí. La puerta media abierta se abre por completo para revelar a una tercera persona. Un hombre de aproximadamente cuarenta años, alto, de ojos y cabellos castaños que mira de mi a Mika y Enzo —¡Perfecto! —Grito fuera de mí—Te ibas a montar un trio con esta perra —Thara. Esto no... —Mika dice, pero no la escucho —¡Cállate! —Grito de nuevo —Ya basta. Lo siento Mika. Miller—dice Enzo mirándolos a cada uno tomándome en brazos y arrastrándome fuera del lugar. Durante el camino hasta el vestíbulo voy colgada como un saco de patatas. Me remuevo para liberarme y el me sujeta fuerte las piernas, así que le muerdo la espalada. —¡Maldita sea Thara! —exclama abriendo la puerta del auto y depositándome en el Asiento del copiloto— ¡Cálmate ya! —Exige y resoplo —Déjame en paz— me renuevo de mala manera—Esto nunca te lo voy a perdonar Él niega sin decir nada y me abrocha el cinturón antes de tirar la pobre puerta como si quisiera romperla. Quiero salir de aquí, pero de repente mis piernas están dormidas y no me puedo mover. Enzo rodea la camioneta, se monta y arranca. Mientras Enzo recorre las calles a una velocidad un poco por encima, me quedo sumida en un limbo. Las lágrimas silenciosas corren por mis mejillas y no hago nada por detenerlas. Acaso ¿este es final de mi matrimonio? Yo creo que sí. Nunca me quedaría al lado de un hombre que no me respetara y eso es lo que Enzo ha hecho. me ha irrespetado. Llegamos a nuestro complejo de departamentos y salgo apenas estaciona. Él se queda en la camioneta mirando la nada, así que corro al elevador para subir al departamento. Llego y en vez de dejar todo en la puerta como siempre, corro a la habitación y saco una gran maleta y la abro en la cama. Sin mirar tiro todo en la maleta y cuando me voy al baño por mis cosas personales escucho la puerta de entrada abrirse. Recojo todo en el tocador del baño y salgo para encontrarme a Enzo en la puerta —¿Qué crees que haces? —su tono de voz es frío y sé que está tomando todo de él por no ponerse a pelear conmigo —Irme. No queda claro—lanzo lo que tengo en el baño a la maleta—Nunca me imaginé que me hicieras esto ¡eres un desgraciado! —Limpio las lágrimas que aún no paran y no creo que lo hagan rápido —Te vas a sentar y me vas a escuchar—dice entrando de lleno a la habitación y cerrándola tras él —No quiero— digo —Y una mierda Thara ¡me vas a escuchar! —Dice lo último en voz alta—yo nunca. Escúchalo bien Thara D'Angelo. Nunca te engañaría con otra mujer. Yo nose que mierda te sucede—está de pie frente a mi respirando con dificultad —Entonces ¿Qué hacías en esa habitación de hotel con Mika? ¿Jugando pachis? —Me cruzo de brazos y le miro—Quiero el divorcio Enzo—él retrocede incrédulo y parece afectado —Si estaba en esa habitación era porque el hombre que acusaste de formar un trio con Mika y yo, es Lukas Miller. Es un joyero amigo de Mika que vive en California y vino a una exhibición. Mika me mostró su trabajo y le pedí una cita. Mierda Thara, después de todo crees que voy a echar por la borda nuestro matrimonio. Estaba planeando darte una sorpresa ¿Cuándo te eh dado motivos para dudar de mí? Yo te amo Thara. Nunca miraría a alguien más. Te lo juro Me quedo allí mirándolo sin saber qué hacer. ¡mierda! El móvil de Enzo suena mira lo mira antes de resoplar y tendérmelo. No me nuevo, pero veo que es una fotografía de un dibujo. Un collar y leo el pie de foto Me alejo y me dejo caer en la cama mirando la nada. Ahora como coño salgo de este embrollo que armé. Escondo mi rostro entre mis manos mientras niego. Esto es una maldita pesadilla. —Sé que estas estresada y molesta por lo que está pasando—Enzo habla y lo siento arrodillarse frente a mí—Sé que el hecho que aún no puras quedar embarazada te está afectando. —Lo siento—digo sin mirarlo—¡Joder! le debo una gran disculpa a Mika—levantó la cabeza—Nose que me pasa—admito—me siento insegura y pienso que en cualquier momento saldrás por esa puerta— el niega mientras sus dedos limpian mi rostro —Te dije cuando comenzamos, que no quería que esto se convirtiera en una obsesión o dañaría nuestro matrimonio—asiento porque tiene razón—Te amo y para ser feliz sólo me te necesitó a ti. Lo demás es solo una adición y sí. Me encantaría tener ese hijo contigo, pero si no se puede, eso no me quitara el sueño. Lo que si me quitaría el sueño es que me dejes —Enzo— digo, pero él me pone los dedos en los labios para hacerme callar y se sienta en la cama para arrastrarme con el—Nunca vuelvas a pedirme el divorcio—su voz es suave y deja un beso en mi cabello—Cuando sientas dudas, solo habla conmigo. Quiero saber que te sucede y así arreglarlo juntos —Soy una horrible persona— digo después de unos minutos en silencio —No eres horrible cielo—habla—Solo te dejaste llevar por lo que creías saber— le miro apenada y el me da una sonrisa triste— por cierto. Que sepas que me mordiste fuerte —Y no soy horrible—estoy apenada y mortificada por como trate a Mika y a mi marido. Como podía pensar que Enzo me estaba engañando, pienso mientras cierro los ojos y me relajó contra él.  
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