Once y media de la noche, esa es la hora que marca el reloj que hay colgado en la pared de la sala en mi casa y me es inevitable no preguntarme si le habrá sucedido algo 《¿será que no puede venir? 》 Casi como respondiendo a mis pregunta, suena el timbre y al abrir la puerta allí está ella. La observo detenidamente, y no se parece en nada a la mujer seductora que me conquisto aquella noche. Hoy lleva puesto un pantalón corto deportivo color gris, zapatillas del mismo estilo color blancas, camiseta por encima de su ombligo ajustada a su impactante figura, y una sudadera que esta abierta y que hace juego con el pantalón corto. Su cabello esta peinado en una coleta, y sus ojos esmeraldas se clavan en los míos como preguntándome si diré algo. —¿Puedo pasar?— Dice finalmente. —Hola, si... lo