9 de enero Confieso que el darme cuenta de que tan solo falta un mes para la boda me pone muy pero muy nerviosa. Quedan algunas cuantas cosas por hacer y me da un poco de pavor que las cosas no salgan perfectas. Ya es tardísimo y sigo leyendo las anotaciones que he hecho con Amaia durante el fin de semana y me aseguro de haberme encargado de lo que faltaba por hacer. —Un té para la wedding planner.— Me sorprende mi futuro esposo desde atrás y deja una taza sobre la mesa para luego deposita un dulce beso en mi cuello. —¿Cómo marcha todo esto?— Me pregunta con gran interés y amo que se involucre con la boda. —Gracias cariño, todo marcha bien. Solo estoy ultimando detalles de la distribución de las mesas. — Explico y volteo a verlo. —¿Y tú cómo vas? ¿Te sientes mejor? — Averiguo intentan