Se ha puesto tan hermosa para venir a cenar con mi familia, que puedo darme cuenta de lo importante que es esto para ella. Ese vestido color beige le queda precioso y hace que esos ojazos que tiene resalten más que nunca. Su mano tiembla en la mía y solo puedo mirarla y sonreírle —Todo estará bien, créeme.— Digo firme y termino de abrir la puerta para que entremos. El “pequeñito” gigante Husky de cuatro patas que habita en esta casa corre hacia nosotros, y para evitar que le salte, lo tomo del collar —Cariño, él es Kaiser.— Le explico y ella comienza a acariciar su enorme cabeza. —Pero que guapo eres. — Le dice mientras que él mueve su cola de lado a lado. —Igual que uno de sus dueños. — Bromeo haciéndola reír y que se relaje. —¡Kaiser ve allá!— Le indico y obedientemente lo hace. —So