ENTRA

1072 Words
Me dejo caer en el sofá que hay en la sala de médicos luego de estabilizar a los pacientes que llegaron hace un rato y que en este momento Mia se está haciendo cargo de ellos. Ella es magnífica en su trabajo o por lo menos en lo que he visto desde que la conozco, que han sido un par de días, pero se ve que ser médico es su vocación, me sorprende la calma que ella mantiene sin importar cuan complicada sea la situación. Suspiro mientras me cubro los ojos con el brazo justo al tiempo que escucho que abren la puerta. - ¿Cuándo vuelves a irte? - escucho la voz de un hombre, pero cuando estoy por volverme a verlos escucho la voz que hace que mi piel se erice. - Aun no se - dice Mia suspirando lo que llama mi atención - después de la última misión, mi padre me pidió que me quedara un par de meses. ¿es el doctor Gibson? - pregunta ella haciendo que quite el brazo de mis ojos observándolos. - ¿te despertamos? - No te preocupes que aún no estaba dormido, solo descansaba los ojos un momento - respondo observándolos sentados en el borde de una de las literas. - Mucho gusto, soy el teniente capitán Wesley - dice extendiendo su mano hacia mí. - Tristan Gibson - respondo notando un poco molesto la cercanía de ellos. - Eres el nuevo doctor - respondo a lo que ella sonríe - te molesta si hablamos. - No se preocupen, hagan de cuenta que no estoy aquí. - respondo volviendo a mi posición anterior, prestando atención a lo que ellos hablan. - ¿tú quieres quedarte? - pregunta el teniente habiendo que mi pulso se acelere. - Si y no - responde Mia riendo justo cuando ella está por responder suena nuestro celular haciendo que nos pongamos de pie de golpe antes de salir de la habitación corremos hasta la sala de urgencias donde nos ocupamos gran parte del turno. En un momento dado a media noche voy hasta la máquina de café y mientras espero que este mi café noto que ella se pone junto a mí. - No eres muy sociable ¿verdad? - pregunta tomando mi café listo entregándomelo, veo que ella también pide uno, por lo que le entrego el mío. - No estaré tanto tiempo - respondo observándola mientras niega con la cabeza. - ¿Tan mal te parece este lugar? - pregunta observándome mientras se recuesta en la pared quedando frente a mí. - Asuntos personales - respondo tomando el café bebiendo un poco. - ¿te gusta estar aquí? - Es como mi hogar - dice riendo haciendo que mi corazón se acelere - estudie medicina por ayudar a quienes lo necesitan. - ¿lo has conseguido? - pregunto a lo que ella vuelve a asentir con la cabeza. - Si, hay lugares en los que las personas necesitan ayudan y algunas veces he tenido la oportunidad de ayudarlos - responde sonriendo ampliamente mientras bebe de su café. Cuando estoy por hablar, su celular suena. Ella lo toma observándome para luego irse, la observo como idiota y sonrió mientras termino mi café, niego con la cabeza caminando a la UCI para revisar a mis pacientes. El resto del turno no vuelvo a verla algo que agradezco, cuando este termina me doy cuenta de que es de noche, por lo que conduzco a casa, pero al llegar hasta esta me encuentro un poco molesto. Decido salir a despegarme, me doy una ducha rápida antes de irme. Al salir de casa, me subo al auto y conduzco fuera de la base deseando despejar la mente. Conduzco por un rato hasta que encuentro un bar, estaciono el auto para luego bajar y entra al lugar dándome cuenta que está lleno de soldados a lo que río por la ironía, camino hasta sentarme en la barra viendo a todos aquí. - Burbon por favor - pido a lo que el barman rápidamente pone frente mi lo que pedí. Comienzo a beber tratando de despejar la mente, pero como cada vez que lo intente en los últimos seis años, aquel día viene a mi mente. Siempre pienso en lo injusta que fue la vida conmigo, ese día pasé horas salvando la vida una persona y en instante perdí a las personas más importantes en mi vida. No tuve la oportunidad si quiera de intentar salvar sus vidas. Siento una fuerte opresión en el pecho mientras continúo bebiendo hasta que siento que alguien se sienta junto a mi poniendo un vaso de agua con gas frente a mí y de inmediato su aroma me envuelve. - No deberías beber de esa forma - escuchar su voz la cual hace que mi cuerpo reaccione, me vuelvo a verla, pero no estaba preparado para lo que me encontraría. Esta bellísima, esta vestida de forma casual, un jean de mezclilla claro rasgado en las rodillas, le queda un poco ancho en las piernas, pero en su cintura le queda perfecto marcando lo pequeña que es esta, su blusa es blanca al igual que sus tenis, todo hace juego con su chaqueta negra. Lleva su hermoso cabello recogido en una coleta alta, no tiene maquillaje, pero sigue siendo perfecta. - Creo que debo irme - digo poniéndome de pie dejando unos billetes en la barra. Necesito alejarme de ella. - No creo que puedas conducir - dice ella caminando junto a mí a la salida, meto la mano en mi bolsillo sacando las llaves del auto tratando de huir de ella, pero de un rápido moviendo ella me las quita. - voy a llevarte - Eres la última persona que quiero cerca en este momento - digo un poco ebrio haciendo que ella me observe curiosa. - No me importa lo que quieras, voy a llevarte a casa - responde ella abriendo la puerta del copiloto haciéndome una señal para que entre - entra - ordena en tono autoritario, sonrió conteniendo las ganas de besarla. - Mia... - trato de hablar, pero ella me lanza una mirada enarcando una ceja. - Créeme Tristan, no quieres verme enojada - sin poder aguantarme más me lanzo sobre ella tomándola del cuello juntando nuestros labios sintiendo como todo mi cuerpo se estremece y más cuando me separo observándola a los ojos dejándome sin aliento al verlos. - Entra...
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