—¡¿Cómo es posible que hayan organizado lo mismo que nosotras?!— solloza Lana y me levanto para abrazarla.
—Seguramente es una coincidencia…— le susurro al tiempo que le acaricio el cabello mientras la tengo recostada sobre mi pecho.
—Me esforcé demasiado por organizar todo— dice hipeando contra mi pecho. —Ahora todo fue perdido porque no podemos salir con lo mismo que ellos ya anunciaron…
—Tranquila…— la consuelo y después de unos minutos mientras ella se desahoga de lo mal que se está sintiendo, llamo su atención. —Lana, mírame— le pido y ella levanta su cabeza, aleja un poco su cuerpo del mío y me mira fijamente. —A mí también me duele mucho lo que acaba de pasar y no es por el hecho de quedarnos sin evento, sino porque sé el esfuerzo que todos pusimos en esto y las esperanzas qu
