Regreso del baño con mis manos entrelazadas con fuerza, unos nervios se apoderan de mí al verlo ahí en el sofá. Sin duda alguna esta tensión crecería, pero supongo que en algún momento tendremos una conversación seria sobre eso. —¿Estás bien? —pregunta mirándome confundido. —Sí, sólo necesitaba ir al baño —respondo avanzando hacia el sofá para sentarme a su lado. —Relájate, el fuego no te consumirá si no lo provocas —dice entregándome mi mochila. —A veces ni siquiera es estúpido lo que dices, pero me río, por la manera en la que lo dices —le digo mirándolo a los ojos con una sonrisa. Estira su mano y lo coloca sobre el borde del sofá detrás de mi cabeza, acercándose más. —Eso es novedad —río. —. Voy a observarte hacer tarea, ¿tienes muchas? —pregunta curioso. —Muchas, muchísi