Porfavor querida dile que Ezel Rowling esta aquí-dije sonriéndole, pobre chica,no quería que ella tuviera problemas Etienne no era conocido por su paciencia con su nuevo personal y realmente el tipo era bueno solo demasiado agresivo.
-El señor Rougue esta ocupado en estos momentos, sirvase a retirarse o me obligara a llamar a seguridad -dijo ahora algo más nerviosa.
-Llamela por favor, seguro que David puede hacer que esto se aclare sin necesidad de llamar a Etienne-susurre mientras Ivonne McLaren entra en compañia de Camille, su bella hija y una antigua amiga.
-Señora buenas tardes¿su nombre por favor?-dijo la despistada chica que estaba en la entrada.
-Ivonne y Camille McLaren-murmuró la estirada señora-entregandole su licencia.
-Ezel... Hola-susurró Camille besandome en la mejilla -¿Como has estado querido? -susurró tomando mi brazo.
-hola señor Rowling- saludó Ivonne-saludeme a los señores Rowling.
-Señora Mclaren- dije besando su mejilla- no se preocupe yo le envió sus saludos- ¿Las esta esperando Bastien dentro? pregunté al saber que seguro el único hombre que quedaba en esa familia estaba dentro.
- Si, si y de seguro le alegraría verte.
- Señor Rowling lo siento yo no sabia...- tartamudeo la chica al ver que esas dos reconocidas socialité me saludaban- Yo. Puedo darle una mesa no se preocupe...
-No. Ya no la deseo gracias- dije cortantemente- Me hiciste perder mi tiempo aquí y ahora yo no podré disfrutar de mi almuerzo -me voy -le mascullé.
-¿ Que? ¿ Esta inutil pobretona no sabe quién es Ezel Rowling? - chilló Camille- ¡Estupida su padre y Etienne pagan tu sueldo! ¡Su padre es dueño de este edificio y no lo has dejado entrar! Eres una inepta. Pero Etienne se va a enterar- habló con una mueca desagradable.
-Señor. Disculpe yo no sabría que...
- Déjalo - dije dándole un beso a Ivonne y otro a Camille- conformate con atender bien a estas dos bellas damas. Yo ya no tengo tiempo de esperar. Adios señoras, que tengan un excelente almuerzo- les deseé. Me despedí de ellas a pesar de los ruegos de Camille e Ivonne de quedarme y de las disculpas de la camarera. Al parecer el servicio no estaba siendo el mejor. Debía hablar con papá y Etienne. Sería realmente malo que la nueva camarera no reconociera a uno de nuestros clientes habituales. Decidí hacer una parada en la tienda de comida rapida cerca a la universidad y pedir una hamburguesa. Debia conformarme con esto aunque lo que realmente quería era una cena muy deliciosa en Le rosey con Daia. Tal vez un poco de vino y a ella en un delicioso vestido azul medianoche de satén. Pero desear algunas cosas era simplemente demasiado.