Llevaba ya dos semanas aquí y estaba acoplándome terriblemente bien en mi primer semestre. Era increíble que estuviera ya en la mitad de la carrera y que ya estuviera acostumbrada a esta universidad. Se sentía casi un hogar. Aunque bueno. Yo nunca había tenido un verdadero hogar que digamos. Hoy vería nuevamente a Ezel. Nuestros encuentros después de su visita en mi casa habían sido todos en clase, era cierto que era sumamente incómodo y que al parecer todos los suspicaces futuros abogados parecieron notarlo. Andrea Parker-Stainley. Una chica con la que solía jugar en la mansión en Hollywood de mis padres en Verano y pasar los frías vacaciones de invierno en The Hamptons decidió que me conocía lo suficiente como para comentarlo y ahora sabía que el chisme se esparciría como reguero de pólv
