Capítulo 36

1054 Words

Camila se llevó las manos al rostro, tratando de entender por qué debia quedarse, pero enseguida comprendió que él no era Julián Cazares, ese nombre no era más que una mentira que él había creado y que en realidad su vida siempre había estado rodeada por el dinero, las drogas y quizás las riñas territoriales.  Se limpió las lágrimas que habían florecido y luego lo miro decepcionada. Él tomó su arma del escritorio, miro hacia algún lugar dentro del hangar, la situación le dolía en el alma, finalmente la había encontrado y no quería apartarse de ella, pero las cosas debían ser así por su bien. Mientras ambos permanecían en silencio, el dueño, Carlos Hernández, volvió con una sonrisa satisfecha. —Los arreglos están hechos, el avión puede despegar cuando ustedes gusten—irrumpió el silencio

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