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Vuélveme a Querer

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"En la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un sueño inalcanzable y un amor inolvidable" — Anónimo

Anabella de Rossi ha estado enamorada de su primo adoptivo desde que recuerda. La hermosa rubia de ojos verdes mantiene una relación secreta con Alejandro Santoro, para no desatar la ira de su padre. Sobre todo porque solo tiene dieciocho años y el hombre que ama veinticinco.

Alejandro Santoro. el hermoso pelinegro sabe que su tío podría echarlo si descubre que sostiene una relación con su hija a la que sólo tendría que ver como prima.

Después de una noche de pasión Ana se ve obligada a viajar Italia con la promesa de volver Alejandro promete esperarla.

Todo cambia para Ana cuando descubre que el amor de su vida se casará con otra mujer.

Ana dolida y enojada decide no regresar a su país y quedarse en Italia para guardar su mas grande secreto…

¿Podrán un día volver a estar juntos? ¿podrá el amor de Anabella perdonar?

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CAPITULO 1
SafeCreative Esta obra tiene todos los Derechos reservados por leyes de Copyright Registro –  2104227588636 —¡Eres increíble! ¡sí! ¡sí! —gimió mientras, él entraba y salía de su interior, sus manos, acariciaban su cuerpo, atormentaban sus pezones duros como una roca, amaba tanto estar así entregarse de esta manera, era el hombre que amaba, nunca había podido ser más feliz que en estos  momentos. —¡Ah! ¡Ah! —sus labios no podía dejar de soltar gemidos de absoluto placer, finalmente después de  casi un año  de mantener su relación en secreto estaba dispuesta a todo por tenerlo para siempre en su vida. —¡Ana! —gimió mientras se corría en su interior, estaba loco, completamente loco si su tío se enteraba, no quería llegar a pensar en lo que pasaría, amaba a Ana, pero sentía que estaba traicionando la confianza de sus tíos. Un sentimiento que no le permitía ser feliz del todo ¿Cómo podía? Trato de borrar las preguntas sin respuestas de su mente. —¡Alex! — gritó cuando el clímax  atravesó su cuerpo, dejándola en un estado casi laxo, era la sensación más hermosa, amar y ser amada, deseaba tanto poder gritar al mundo lo feliz que era, pero no podía, este era su secreto al menos lo sería por un tiempo, no quería perder lo que tenía con Alex, por sus padres. El silencio se hizo en la pequeña habitación de hotel. Sus cuerpos sudados, cansados pero completamente saciados, sus frentes unidas, sus ojos llenos de amor, la sonrisa de complicidad. —Tenemos que volver —Alejandro beso, la frente de Ana, mientras se removía inquieta. —Aun no, por favor. Quiero disfrutar un poco más contigo, odio volver y tener que comportarme estando a tu lado, quiero hablar con mi padre —Alex. Se apartó lo suficiente para que sus ojos se conectaran —No es fácil para mi Ana, estoy traicionando la confianza de tus padres, ellos no van a perdonarme si se enteran que les hemos estado mintiendo. —Ellos entenderán que nos amamos Alex, por favor puedo convencerlos —insistió —No —se apartó y vistió. Se daría una ducha al volver a la Finca, si permanecían más tiempo fuera sería muy sospechoso sobre todo porque su tío no era ningún tonto. —Está bien —imitó a Alex. Se vistió, se sentía molesta, quería hacer publica su relación, estaba cansada de mantenerse a escondidas como si fuese una delincuente, era mayor de edad y libre para elegir a quien amar, no existía ningún lazo sanguíneo que los uniera como familia. Alejandro Santoro no era su primo, pero si su amante. ⧓⧓ —¿Dónde está Ana? —Matteo, había estado llamando a su hija desde hace más de una hora, su móvil estaba apagado al igual que el de su sobrino, aunque los años pasaban él no podía olvidarse el secuestro de Anabella, jamás podría. —Tranquilo cariño, no han de demorar, recuerda que están trabajando no  de paseo —Bella, trato de apaciguar a su marido, cuando se trataba de Ana, siempre perdía la cabeza muy distinto de cuando Fabricio se perdía por ahí con sus amigos o primos —La consientes mucho Bella, eso no es bueno —dijo molesto —Por todos los cielos, ella está trabajando, está bien y con Alejandro ¿Qué puede pasarle? —grito desesperada ante la actitud de su esposo —Ese es el problema, todo el tiempo están juntos, Alejandro es un hombre de veinticinco años, mi hija aun es una niña  —arrugo la frente —No tendría nada de malo si existiera una relación entre ellos, es más estaría completamente satisfecha de ser así —odiaba discutir con Matteo, pero en ocasiones era inevitable era demasiado estricto y controlador y no podría suceder nada bueno de esa actitud tan posesiva. —¿Te estas escuchando? — pregunto. Frustrado paso una mano sobre su cabello encanecido —Por supuesto, míralo así, Alejandro es el hijo de nuestros amigos, ¡nuestros mejores amigos! Ha sido educado por ellos, ¿Qué mejor hombre, para que Ana tenga a su lado? —Tonterías —salió enojado por la actitud de su esposa, pensando que su hija era demasiado pequeña para andar de romances y sobre todo con Alejandro. No tenía nada contra él, todo lo contrario pero era siete años mayor que su bebe.  Bella resopló, hacer que su marido se diera cuenta  que entre ellos pasaba algo sería difícil, pero no era ciega. Los ojos de Ana se iluminaba cada que Alex entraba donde quiera que estuviera, era su madre y la conocía, solo esperaba que su amor fuera correspondido con sinceridad, no le gustaría verla sufrir ni por Alex ni por nadie. ⧓⧓ —¿Molesta? —acarició con el dorso de su mano la suave mejilla —No, creo que he sido un poco intensa, lo siento —Ana odiaba admitir que era demasiado exigente. —Perdóname, por no tenerte en esta relación secreta —besó la palma de su mano, antes de bajar del auto. Y dirigirse hacia dentro de la casa, habían regresado y su realidad seria de nuevo de dos primos que se quieren simplemente como primos. —Iré a darme una ducha —Alex, se disculpó incapaz de ver a su tía a los ojos, había estado con su hija unos minutos a tras quería pensar que todo estaba bien, que estaba enamorado. Era un hombre hecho y derecho educado para ser responsable y hacerse cargo de sus actos, sin embargo no podía enfrentarla  ahora, temía que un día Ana se cansara de él. —¿Todo bien Anabella? —Bella se sentó impresionado por la actitud de Alex, se veía ¿molesto? ¿Incomodo? —Todo bien mami, cerramos nuevos tratos, estaremos surtiendo al Restaurante Francés de la Ciudad y próximamente también en Restaurante Mexicano —sonrió mientras extendió los papeles hacia su madre —Olvídalo cariño, no entenderé jamás  tu trabajo ni porque me lo expliques con piedras, lo mío es otro asunto —echaba de menos trabajar, diseñar, pero habían renunciado por mutuo acuerdo con Matteo, se ocupaba de algunos diseños para Sandro, o para ellos mismo, pero nada más que eso. —Si echas de menos tu trabajo, ¿Por qué lo has dejado? Bien puedes trabajar desde casa, Fabricio estaría encantado, sabes que será Arquitecto como tú y papá —guardo los papeles de nuevo en la carpeta, mientras observaba a su madre —No te preocupes cariño, es algo que acordamos tu padre y yo, además mis trazos ya no serían tan perfectos — sonrió —Tonterías —Ana dejó un beso en la mejilla de su madre antes de salir hacia su habitación, también necesitaba un baño, sonrió ante el recuerdo de Alex y ella juntos. ⧓⧓ Lamento la interrupción, la señorita Sandra pregunta por el joven Alejandro —Juanita, anunció la presencia de la  mejor amiga de Alex —Hazla pasar Juanita, trae un servicio más —Bella, miró la reacción de su hija ante la presencia de la  mujer. —Buenas noches, lamento llegar sin previo aviso —saludo y se disculpo —No te preocupes querida, por favor toma asiento —Bella, le ofreció el asiento justo al lado de Alex, el lugar que Fabricio dejo vació gracias  a sus cortas vacaciones en Quetzaltenango. —Siempre nos honras con este tipo de visitas , no estamos sorprendidos —espetó molesta —¡Ana! —Bella, temía que lo de su hija fuera grave —¿Qué? No estoy diciendo ninguna mentira, es la disculpa de casi todos los días —Lo siento Anabella, no creí que mi presencia te molestara tanto —la visitante sonrió y Ana tuvo la seria duda de si sonreía o se reía de ella. —En realidad… —Ana —la advertencia en la voz de su padre le hizo callar, se mordió la lengua, para no decirle a su padre lo que esa mujer pretendía con Alex, era claro, siempre venía de “improviso” buscaba a Alex hasta por el más mínimo tema y la sorpresa final… —Realmente creo que debí venir en otro momento, pero me gustaría saber si ha pensado en mi propuesta señor de Rossi —ahí estaba, ahora sonsacando a sus padres para hacerse cargo de su nuevo proyecto, un restaurante en la ciudad de Antigua Guatemala. —Creo que será una buena oportunidad para distraernos —Ana quiso gritar, porque esa misma tarde le había hablado del tema, no podían hacerle eso, Sandra Quiroa estaría metida en su casa por toda la eternidad.  —¿Mamá? —Es una buena oportunidad para Fabricio —genial ella y su gran boca tenía que haberse quedado callada pensó, mientras la sonrisa de la víbora se hizo mucho más grande —Es maravilloso señores de Rossi, estoy segura que haremos grandes negocios — después de tremenda afirmación, el apetito había abandonado a Anabella, pero continúo sentada en la mesa, tenía prohibido abandonar la mesa mientras su plato aun tuviese comida. ⧓⧓ No había necesidad ser bruja, tal como lo había presagiado Sandra, llegaba desde tempranas horas a la Finca para “hablar sobre su diseño” y se marchaba a altas horas de la noche. —No estas siendo justa Ana, Sandra es mi mejor amiga desde hace algunos años, estudiamos juntos, ella no tiene una idea sobre arquitectura, por eso ha buscado a tus padres —ella lo miró con el ceño fruncido —¿Le recomendaste a mis padres? —asintió. —Solo un ciego  no se daría cuenta de sus intenciones, pero no quiero entrar en discusión contigo por ella. —Sólo existe un interés comercial en tus padres y sólo es mi amiga —sonrió, el lado celoso y posesivo de Ana, le hacía sentir de una forma extraña —Eso espero Alex —besó sus labios, era uno de sus tantos momentos robados la diferencia de hoy, es que sus madres estaban en Antigua con Sandra y ellos en la habitación de Alex, había sido la primera noche que dormían juntos. —Te amo, mi celosa — besó de nuevo sus labios, pero el sonido del móvil los interrumpió —Bueno —Ana había querido ignorar la llamada, pero apenas miro número lo cogió tan rápido como pudo —¿Abuela, estás bien? —se preocupó al escuchar la voz de su abuela al otro lado de la línea —¿Cómo dices? ¿Cómo está? —saldré en el primer vuelo a Italia, por favor espérame… —¿Qué ha sucedido? —Alex se puso de pie para buscar sus prendas, mientras Ana recogía las suyas con prisa. —Mi abuelo ha sufrido un ataque cardíaco de nuevo, Alex, tengo que irme, tengo que verlo —Ana estaba angustiada, a pesar de que solo se veían una cuantas veces al años, amaba a sus abuelos con toda el alma. —Te acompañare —Te lo agradezco cariño, pero no podemos irnos los dos, la empresa depende de ti más que de mí, por favor llama a mis padres. Y diles lo que ha ocurrido. Salió de la habitación para preparar sus maletas mientras Alejandro, se comunicaban con sus tíos, ¿Cómo había sucedido esto? Una hora más tarde, Las maletas estaban en el auto, Alex, la llevaría al aeropuerto para tomar el vuelo privado que la llevaría lo más  rápido posible a su destino. —Alex, no sé cuánto tiempo este fuera, solo recuerda que te amo, que eres el único hombre para mí, prométeme que no dejarás de amarme, prométeme que esperarás por  mí —Te amo Ana, no importa el tiempo, tú eres la única para mí, te prometo que apenas tenga una oportunidad iré a verte —beso sus labios con un beso apasionado, llena de promesas… —Te amo —se marchó con el corazón lleno de dolor, separarse de Alex era lo más difícil, pero sus abuelos la necesitaban y ella no iba a fallarles no podía fallarles…

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