Capitulo 5

2364 Words
Se van y yo regreso con Sam a la habitación, le pongo toallas en la frente para ayudar a bajar la fiebre, en todo el día solo despierta para tomar agua y se vuelve a dormir, ya por la noche está mucho mejor, cuando estoy segura que no tiene fiebre me acomodo en el sofá y me quedo dormida. Escucho la voz de Sam muy lejos. —Chaparra están tocando la puerta y aunque quisiera abrir no tengo fuerzas para levantarme. Me levanto asustada y él me sonríe. —Lo siento no quería despertarte. Voy a abrir la puerta y es el desayuno, acomodo todo en una pequeña mesita y se la acerco a Sam. —¿Cómo te sientes? —Como si hubiera corrido un maratón. —Ay Sam que susto me diste, yo no quise decirle al doctor pero estoy segura que te hizo daño mojarte la herida en el jacuzzi. —No te preocupes que igual lo haría de nuevo. Empezamos a desayunar y parece que si se siente mejor aunque prefiero que por hoy no se levante, van pasando los  días y no salimos de la habitación para que Sam pueda descansar, ya esta mucho mejor, platicamos de todo un poco y no deja de molestarme porque según el ronco, y yo le digo que los hombres de la tercera edad no duermen, por eso escucha mis ronquidos, también cada vez que Marson me llama él se molesta y se va la otra habitación,  seguimos disfrutando juntos del jacuzzi, aún hago mi oración mentalmente,  pero claro, no me funciona mucho que digamos y menos que Sam no deja de provocarme, en una ocasión mientras estábamos en el jacuzzi me marco Marson y Sam le contesto, le dijo que estábamos ocupados dándonos un baño que no era un bueno momento. Lo bueno que Marson pensó que estaba bromeando y me marco más tarde, mis padrinos también llaman todos los días y ya están mas tranquilos de saber que Sam esta bien y no pueden estar más felices de saber que va a regresar, Sam me insiste que baje a conocer el hotel y el casino, no me animo a dejarlo solo. Estamos a punto de acostarnos cuando me dice muy emocionado.  —Mañana me quitan los puntos por fin, te parece si después salimos para que conozcas un poco. —Si me encantaría. —Te he dicho que vayas a conocer el casino pero no quieres, eres bien terca. —Mira quien fue a hablar, el hombre mas dócil que conozco, además prefiero no dejarte solo. Nos vamos a dormir y yo me acomodo en el sofá. —No entiendo porque no te acuestas aquí en la cama conmigo, no corres ningún peligro soy un hombre mayor e inofensivo. —Prefiero quedarme aquí para no lastimarte, me muevo mucho cuando duermo, además mis ronquidos no te dejaran descansar. Si supiera que el que corre peligro es él, porque yo no soy tan inofensiva teniéndolo cerca. El me sonríe y al poco rato nos quedamos dormidos. Me despierto muy temprano y Sam sigue dormido, me doy una ducha y pido el desayuno para los dos, cuando se levanta se pone a desayunar conmigo y después se prepara para irnos al hospital. Entra solo a la consulta y después de un largo rato sale muy risueño moviendo el brazo. —Por fin, ya puedo hacer mi vida normal. —Bueno, tampoco exageres, todavía tienes que cuidarte. —Anda chaparra vámonos a que conozcas Las Vegas, por fin. Su entusiasmo me contagia y salimos muy contentos del hospital, llegamos al hotel para que pueda cambiarse de ropa,  ya que con la venda no podía ponerse una camisa, cuando estamos listos nos vamos primero al casino. —Camila cierra la boca, van a pensar que nunca habías visto un casino. —Nunca había visto uno tonto, me encanta.  El sonríe y me toma de la mano para llevarme a dar una vuelta por todo el casino, me da dinero para que juegue pero no me animo, él si se pone a jugar. —Andale Camila, siéntate en esta máquina. Me convence y empiezo a jugar, parezco una niña cada vez que pierdo. —Deja de hacer pucheros. De pronto la maquina empieza a sonar muy fuerte y yo me pongo toda nerviosa. —Camila no lo puedo creer, ganaste, te sacaste 1,000 dls. Yo me levanto y empiezo a saltar, me abrazo a su cuello y estamos a punto de besarnos cuando se acerca un hombre a nosotros. —Señorita, me permite su identificación para  entregarle su premio. Se la doy y se aleja. —Ahorita le traigo su premio. —Gracias. Sam no deja de sonreír. —Bueno chaparra, como ganaste te toca pagar la cena. —Esto amerita unas cervezas. Me entregan mi premio y salimos de hotel, Sam me lleva a conocer el centro,  todo es muy bello,  aunque hay tanta gente que en ocasiones es imposible caminar, él no me suelta de la mano, llegamos a la famosa fuente del Bellagio y yo no dejo de tomar fotos mientras me pongo a bailar al ritmo de la música, Sam solo me observa sin dejar de sonreír, compramos una bebida enorme de color azul, con mucho hielo, supuestamente tiene poco alcohol, pero cuando llevo mas de la mitad sospecho que tiene más de lo que parece, porque todo me hace reír. Entramos a un bar y Sam pide dos cervezas, yo estoy tan alegre y feliz que no paro de reír, nos quedamos hasta bastante tarde y yo sigo tomando,  pero en lugar de cerveza pido de nuevo la bebida de color azul, agradezco que él no este tomando,  porque creo que yo hoy he tomado por los dos, no estoy acostumbrada a tomar, así que me pega bastante fuerte, salimos del bar y el pobre de Sam me lleva casi en brazos. —Chaparra, creo que se te pasó la mano con la bebida azul. —Si la verdad que un poco, mañana no me voy a acordar de nada. —Lo sé, te conozco. Seguimos caminando y a los pocos minutos pasamos por una capilla donde esta un chico vestido como Elvis Presley. —Vamos a entrar, quiero ver a Elvis de cerca. —No, parece que hay una boda, como vamos a interrumpir. Después de mucho rogarle por fin entramos, a mi me da mucha risa porque Elvis esta bailando y cantando en lo que parece ser una ceremonia de una boda, al terminar Sam y yo nos acercamos para retratarnos con el. —¿De verdad se pueden celebrar bodas aquí? —Si chaparra, mucha gente viene a Las Vegas solo a casarse. Elvis se acerca a nosotros. —¿Se quieren casar? ahorita tengo tiempo. Yo sonrío y volteo a ver a Sam. —Si vamos a casarnos. Sam se sorprende y sonríe. —Chaparra, estás borracha y mañana te vas a arrepentir de esto, además no traigo dinero para pagar. —Pero yo si, lo que me saque en el casino, anda no seas aburrido vamos a casarnos, di que sí que te cuesta. Elvis le sonríe. —Si usted no se quiere casar con ella,  yo me caso encantado. Trata de agarrar mi mano, pero Sam se lo impide y me abraza. —Claro que me voy a casar con ella, Camila dame tú identificación. La busco en la bolsa y se la doy, se aleja por unos minutos y regresa con un papel en la mano. —Anda firma aquí, antes de que termines casada con Elvis Presley. Yo emocionada firmo el papel que me da y Elvis nos empieza a cantar mientras nos declara marido y mujer, yo no puedo dejar de reír y bailar,  jamás me había divertido tanto, antes de que nos diga que podemos besarnos me empiezo a sentir mal, salgo corriendo al baño y empiezo a vomitar, Sam entra detrás de mi. —Muy bonita noche de bodas, cuidándote la borrachera. No sé como llegamos al hotel y Sam me quita la ropa para ponerme mi pijama,  pero tengo tanto calor que me niego y me quedo desnuda. —Yo no pienso rogarte para que te vistas. —¿Sam la boda fue falsa verdad?  El sonríe. —¿Eso crees? —Si. —Mañana te doy la respuesta, ahora ya duérmete. Se quita la ropa y yo me acurruco a su lado. —Me encanta tú perfume, siempre entraba a tú habitación y ponía un poco en mis muñecas para sentirte cerca. El sonríe y besa mi frente. Empieza a hacerme pequeñas caricias en la espalda y me quedo dormida. Por la mañana me despierta un horrible dolor de cabeza, al tratar de levantarme siento que me va a explotar, tardo un poco en darme cuenta que estoy desnuda y que Sam me tiene abrazada. Me levanto muy despacio y sin hacer ruido para no despertarlo, y me voy  al baño, me veo en el espejo y no puedo creerlo, estoy horrible, mi cabello esta enredado y mi maquillaje corrido, por un momento me siento la niña del exorcista, sólo me falta que me de vueltas la cabeza, me doy una ducha  para quedar un poco decente,  al salir Sam esta desayunando muy risueño.  —¿Qué tal la resaca? —Por favor ni me lo menciones, si voy al hospital me llevaran a terapia intensiva por lo mal que me siento. El me sonríe y me da un café con dos pastillas. —Tómate esto, te sentirás mejor en un rato, mañana nos vamos a Dallas ya tengo los boletos del avión. —Pero si sigo grave no podré viajar en avión. El suelta una carcajada —No estás grave, las pastillas te ayudaran ya veras ¿quieres desayunar? —No, mi estómago no acepta nada más por ahora, por favor dime que no hice el ridículo ayer. —¿No te acuerdas que sucedió? —No mucho. El se queda pensativo un momento. —No hiciste el ridículo, no te preocupes. —Jamás vuelvo a tomar esa bebida azul, es más, no volveré a Las Vegas nunca. El sonríe. —Tomate ese café, te vas a sentir mejor. Suena mi teléfono y veo que es Marson, prefiero no contestarle, últimamente me presiona mucho para que acepte casarnos, sobre todo desde que le dije que Sam va a regresar al rancho.  —No le vas a contestar. —No, en unos días llega y quiere hablar de matrimonio y ahorita no quiero pensar en nada. El sonríe y se mete al baño, me tomo el café y me acomodo en la cama, las sabanas tienen el aroma de Sam,  así que me quedo dormida aspirando su aroma. Me despierto bastante tarde y me siento mucho mejor, como no encuentro a Sam me doy una ducha para despejarme.  En un rato escucho a Sam llegar, viene hablando por teléfono, al verme me saluda con la cabeza y se va a la habitación, como tarda en salir entro a buscarlo. —Sam tengo hambre ¿podemos bajar a comer algo?  —Si, vamos, mis jefes acaban de llegar, están abajo y quiero que los conozcas. —Al Sr. Ketner si lo conocí. —Bueno vamos para que conozcas a Abby también. Entro al baño de nuevo para ponerme un poco de maquillaje, salimos de la habitación y vamos al restaurante, al entrar se acerca el Sr. Ketner y una hermosa mujer, que imagino es su esposa, es guapísima y muy agradable. Los dos saludan muy contentos a Sam, y después me los presenta. —Mucho gusto Camila, yo soy Abby. —Mucho gusto Abby. Pasamos a cenar y los dos me caen muy bien, el Sr. Ketner aunque aparentemente es muy serio,  tiene mucho sentido del humor, y Abby muy emocionada me cuenta que Sam la enseño a montar a caballo y que hubo un momento en que perdió la paciencia y quería que montara un poni, también me platica como paso lo del secuestro, Sam muy nos dice muy risueño.  —Bueno, en ese caso ella me salvo la vida a mi. El Sr. Ketner toma de la mano a su esposa y la besa. —Pero si no hubiera sido por ti, no puedo imaginar lo que Dante le hubiera hecho a mi ángel. Se ven tan enamorados, hacen una hermosa pareja, ya bastante tarde nos despedimos porque ellos viajaran muy temprano al rancho y nosotros a Dallas. Abby le da un abrazo a Sam. —Gracias por todo lo que hiciste por mi, que tengas mucha suerte en tú regreso. También el Sr. Ketner le agradece. —Sam gracias por todo y si alguna vez necesitas algo, no dudes en llamarme. Ellos se alejan y nosotros damos una vuelta por el casino antes de irnos a la habitación. —¿Por qué estás tan seria chaparra, qué tienes?  —Nada, creo que aún sigo con la resaca. Entramos a la habitación y de verdad que no entiendo porque siento tristeza, tal vez me di cuenta que Sam nunca se podría fijar en mí, que no soy el tipo de mujer que le gustan, creo que el las prefiere como Abby, se llevaban tan bien. —¿Quieres un último baño en el jacuzzi?  —No, prefiero irme a descansar. Se ve un poco decepcionado pero se mete al baño, en eso suena mi teléfono. —Hola mi policía favorita, ¿cómo estás? —Bien ¿ y tú Marson?  —¿Estás bien, qué pasa? te noto rara. —Estoy bien, mañana regresamos a casa y estoy preparando las maletas.  —Ya falta menos para mi regreso ¿has pensado en mi propuesta? —Si, y creo que voy a aceptar. —¿De verdad? —¿Te parece que platiquemos de todo esto en persona? Me gustaría que nos conozcamos un poco más. —Claro que si, no sabes lo feliz que me haces, estoy deseando verte pronto, no te vas a arrepentir, te lo prometo. Nos despedimos y al colgar, Sam está  de pie detrás de mi con una cara que no se como descifrar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD