Bajamos a la sala para comer, pero Evelyn está comiendo como si no hubiera un mañana. —¡Vamos a comer! —dice Evelyn. —Pero estás devorando todo —le digo. —¿Qué querías?, tus gemidos de placer se escuchaban por toda la casa, tenía que pensar en otra cosa, ten piedad de mí, sabes que estoy soltera y eso es muy triste —me dice mientras continúa comiendo. —Está bien, lo siento amiga, eres realmente hermosa pronto encontrarás a alguien, no te preocupes por eso —le digo. Evelyn tiene razón, quizá fui un poco insensible, no debí dejarla sola en la sala, y lo peor de todo, mientras yo tenía sexo, tengo que intentar calmarme. —No te preocupes, aquí yo soy la que sobra, ustedes son una pareja —me dice Evelyn. —No digas eso, tú eres parte de nosotros —. Le dice Sebastián. —Eso no importa, tie