Estaba llegando a casa cuando escuché mi teléfono sonar, ¿Dónde lo había puesto? Dejo de sonar un momento después, entonces escuché el de uno de mis guardaespaldas. — ¡Señor, es Rogelio! — exclamó. — ¡¿Qué esperas para contestar?! — grite. El hombre saco rápidamente su teléfono y descolgó la llamada. — Ponle el altavoz. — le ordené. — Hola Rogelio, estoy aquí con el jefe. — contesto el muchacho. — ¡Perfecto! Señor Luciano, no vaya a entrar, si se están acercando váyanse por donde vinieron, estamos totalmente rodeados...— le arrebate el teléfono a mi guardaespaldas, preocupado pregunte. — ¿Que carajos? ¿Dónde está Jessie? — pregunte realmente preocupado. — La señorita Jessie está bien, de momento está inconsciente, Gonzalo la está cargando. — apreté la mandíbula, tenso. — no se preoc