Mejor amigos que nada

1509 Words
Al día siguiente cuando Emily abrió los ojos se encontró entre los brazos de Adam, aquel hombre se veía increíblemente sexy, completamente desnudo durmiendo plácidamente en su cama, Emily recordó todo lo que había pasado la noche anterior y pensó. Debí haberme vuelto loca. Ella se levantó muy despacio intentando no despertar a Adam, después fue directamente al baño, ella se miró en el espejo, su cabello estaba hecho un desastre y tenía varias marcas de beso en su piel. Emily se asomó a la habitación, Adam seguía durmiendo en su cama. Debería tomar una foto para verla cada día, pensó, jamás me imaginé ver a Adam así. Emily se puso una bata, se quedó un momento viendo a Adam pero luego pensó. Como carajos lo voy a enfrentar. Emily comenzó a dar vueltas en el baño pensado en dos que haría, al final eligió la opción que considero sería menos problemática, ella no quería perder sus amistad con Adam. Se miró en el espejo, se ató el cabello y se dijo a sí misma. _ Fingire que no recuerdo nada, pero que hago, ¿Lo despierto o espero que se despierte? Emily se lavó la cara y dijo. _ Por qué no pensé en esto antes, me arrepiento de lo que hice, no, en realidad no lo hago, me encantó, volvería a hacerlo nuevamente si no fuera gay, joder, Adam es gay, esperen, ¿Lo es o no lo es? _ Es tan bueno en la cama. Emily volvió asomarse por la puerta, y se llevó un gran susto cuando vio a Adam en la puerta, él le preguntó. _ ¿Qué estás haciendo? _ Nada. Adam solo llevaba puesta su ropa interior, unos sexys boxers negros que le quedaban extremadamente bien, parece un modeló pensó Emily mientras le veía furtivamente. _ ¿Tienes algo para el dolor de cabeza?, Siento que me va a estallar. Emily le dio una pastilla, Adam la tomó y se metió al baño, pasó rozando su cuerpo con el de Emily, ella se vio tentada a atacarlo en ese mismo instante, palmear su cuerpo y pedirle que la hiciera suya una vez más. Pero se controló y pensó. _ Soy una maldita pervertida, no merezco ser su amiga. _ Me gustaría darme un baño. _ Por supuesto, estás en tu casa. Cómo Emily no parecía tener planes de irse Adam le dijo. _ Es incómodo que me veas bañarme. _ !Oh, si!, Lo siento. Emily sacó una toalla del armario que había debajo del lavamanos y le dijo. _ Aquí tienes una toalla, si necesitas algo no dudes en decírmelo, preparé el desayuno, ¿Tienes hambre?. _ Si. _ De acuerdo, lo prepararé ahora, te dejo solo para que te bañes. Emily salió del cuarto de baño cerrando la puerta detrás de ella, a los pocos minutos se escuchó el sonido del agua al caer. Emily abrió su armario y sacó lo primero que encontró, después se fue a la cocina a preparar el desayuno. Mientras hacía tortitas se puso a pensar en la actitud de Adam, él no había mencionado nada sobre lo que había pasado entré ellos esa noche, se había comportado igual que siempre así que ella intentó hacer lo mismo, aunque le costaba un poco de trabajo, cuando o veía solo quería repetir el día anterior. _ Desearía vivir en un bucle temporal repitiendo ese día durante el resto de mis días. Emily suspiró pesadamente y pensó, como desearía que no fuera gay. Adam apareció en ese instante, y le dijo. _ ¿Sigues triste por Fabián? En lo que menos habían pensado Emily era en Fabián, es más, ni siquiera se acordaba de él, ella solo estaba triste de no poder tener a Adam para ella, de no poder decirle que estaba loquita por él y que lo único que deseaba era que él correspondiera sus sentimientos, pero no podía decirle eso, no quería perder la única relación que tenía con él, ser amigos, así que decidió mentir. _ Solo un poco, pero no me hagas caso. _ Eres mi amiga Emi, no me gusta verte así, tu te mereces ser feliz. Emily no supo qué responder, se sintió un poco culpable por haberle mentido a su amigo, aunque le había dolido enterarse de que Fabián iba a ser padre por segunda vez en realidad no era por qué le siguiera amando, era por qué le dolía ver que él había logrado tener una hermosa familia y tener los hijos que tanto había deseado tener, mientras ella no podía tener ninguna de las dos cosas. Adam al verla tan cabizbaja se acercó a ella, la rodeo con su brazo por los hombros y le dijo. _ Cambia esa cara, Fabián no vale la pena que estés así. Las tortitas se habían empezado a quemar. _ Tú siéntate, hoy pienso consentirte todo el día, ya terminé de cocinar, por qué no vas y te das un baño. Emily le cedió su lugar, antes de salir de la cocina Adam le dijo. _ Ponte bonita, después saldremos a dar una vuelta, es fin de semana y no tenemos que aprovechar. Eso levantó el ánimo de Emily, se sintió feliz de que Adam siguiera siendo el mismo con ella, que a pesar de que prácticamente ella lo había obligado a estar con ella la noche anterior, él no había cambiado su forma de tratarla. Había un delgado muro entre ellos, el muro de la amistad que siempre había impedido que Emily avanzará con Adam. Emily sonrió y le dijo. _ No tardaré, enseguida vuelvo. Prefiero esto que nada, pensó Emily mientras salía de la cocina y volvía a su habitación. Ella se dio un baño, después como una niña emocionada busco la ropa que iba a ponerse. Saco un vestido blanco con encaje, se puso unos zapatos planos de color beige, dejó su cabello suelto y se maquillo un poco. Al terminar se miró en el espejo y se dijo. _ Mejor una noche que ninguna, no seas ambiciosa Emily. Cuando ella salió de la habitación y volvió a la cocina Adam ya había terminado de hacer las tortitas, habían hecho jugó de naranja y le había puesto un montón de miel a sus tortitas, tal y como a ella le gustaba. Ella se sentó, le dio un bocado a las tortitas y le dijo. _ Esto está increíble, eres el mejor, mil gracias. Emily estaba sonriendo, él le sirvió un vaso de jugo y le dijo. _ Me gusta más verte así, feliz y hoy haré que mantengas esa hermosa sonrisa todo el día. _ ¿A dónde piensas llevarme? _ Ya lo verás después, solo te adelantaré que te gustará. Cualquier lugar al que tú me lleves me gustará. Pensó Emily, no importa si me llevas debajo de un puente o a un restaurante cinco estrellas, ya que no me importa el lugar si no la compañía. Emily continuó comiendo su desayuno, Adam estaba sentado frente a ella y Emily se percató de que tenía una marca de beso en su cuello, en realidad tenía varias, ella se bebió el vaso de jugo de golpe, ella se preguntó si Adam se había dado cuenta de las marcas que llevaba en el cuello. Ella no tenía el valor de decírselo, así que siguió comiendo intentando no ver las marcas de beso que ella había dejado en el cuello de su amigo la noche anterior. Cuando terminaron de desayunar Adam lavó los platos y limpio la cocina, ella le había insistido que no lo hiciera, sin embargo su amigo era un maníaco del orden y no pudo convencerlo de que lo dejara. Al final Emily se había ido hacer su habitación mientras él terminaba de poner todo en su lugar. Ella sacó un juego de sábanas limpias para cambiar las sábanas de la cama ya que el día anterior habían sudado mucho mientras tenían sexo. Mientras quitaba las sábanas pensó. _ No quiero quitarlas, desearía dejarlas puestas para siempre y recordar lo maravilloso que fue todo. Pero no era una guarra, así que cambió las sábanas y las otras las puso en el cubo de la ropa sucia, cuando terminó volvió con Adam, él estaba quitándose el delantal y le dijo. _ Justo a tiempo, ya he terminado. _ Entonces vámonos, estoy ansiosa por ver dónde me llevarás. _ Es una sorpresa, lo verás cuando lleguemos. Ellos salieron de la casa, caminaron hasta donde Adam había dejado el coche y después se fueron, mientras Adam conducía Emily se dedicaba a ver el paisaje, no sabía a donde la estaba llevando Adam, pero en realidad tampoco le importaba, ella solo quería seguir con él, aun cuando sólo le hiciera compañía. En la radio sonó la canción favorita de Emily, los dos comenzaron a cantarla, y aunque no debía Emily se permitió pensar que eran dos amantes que salen a divertirse el fin de semana. Al fin y al cabo los pensamientos eran como las nubes, libres de viajar a cualquier lugar.
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