—No puedes venir a amenazarme con eso —me defiendo, pero suelta un risa cargada de ironía.
—¿En serio? —levanta una ceja —habría que estar ciego para no ver que esa casa no está en las mejores condiciones, sé perfectamente que se mantienen a punta de donaciones y muchas veces no es suficiente, además una mujer de edad es la única responsable de todo y ni hablar que una de las menores es quien ayuda con todos los quehaceres del lugar —dice mi padre y trago saliva al ver que está muy bien enterado de lo que pasa en el albergue.
Tengo mis ojos fijos en el rostro serio de mi padre y no sé ni qué estará pensando porque está serio. Quisiera salir corriendo en este momento, perderme nuevamente, pero es imposible, no solamente porque me han encontrado, estoy cuidando a los bambini del alber
