—¿Por qué no salen?— vuelvo a preguntar mientras entro nuevamente a la oficina de Lucas después de haberme asomado al pasillo como por quinta vez. —¿Puedes calmarte por favor?— me pide el colocando sus manos sobre mis hombros y haciendo que le mire fijamente —le hará daño al bebé.— continúa diciendo. « Le miro con dudas, pero sé que tiene razón, nuestro hijo puede sentir todos mis nervios, y eso no es bueno...» —Lo siento — digo finalmente y le rodeo con mis brazos —estoy muy nerviosa, tengo miedo de que algo malo pueda suceder, ya no puedo más con todo esto — confieso y el sentirle rodeando mi cintura con tanta firmeza, me hace sentir en casa. "Gracias por todo." escuchamos decir a mi padre a lo lejos y sin más me separo de Lucas para salir a toda prisa de la oficina e ir con él. Ale