[MAIA]
No puedo dejar de apretar la mano de mi esposo, y en estos instantes no soy capaz de pensar si le estoy rompiendo los huesos o no. Solo aprieto con más fuerza y pujo nuevamente tal y como me lo está indicando el doctor. No sé lo que está ocurriendo fuera de estas cuatro paredes, mucho menos quienes están esperando a obtener noticias. Mi ser completo se ha desconectado de la realidad, y es que ahora mismo solo siento que me estoy muriendo mientras doy vida.
—¡Una vez más! ¡Ya llega el primero! —exclama el doctor y siento que no me quedan fuerzas.
—Corazón, tú puedes, ya viene nuestro primer bebé —escucho a Samuel decirme.
Hago la mayor cantidad de fuerza que puedo y con ello destruyo su mano un poco más. El dolor que siento es insoportable, pero mis ganas de conocer a mis hijos
