Pasa lo típico de las historias: Dos personas se conocen en una fiesta, conectan y por azares del destino (Y si así se dan las cosas) pasan la noche juntos y luego empezarían su historia de amor que duraría para toda la eternidad, así se suponía que debían ser las cosas.
Pero cuando Bruno abrió los ojos todo lo que había era un billete y una nota.
''Perdón por tu camisa rota''
El problema no era eso, era ella. La mujer con la que compartió cama y luego lo abandonó, cuyo aroma quedó impregnado hasta en lo más profundo de su ser, Alba, hermosa como el primer rayo del amanecer hacia un nuevo día. La presidenta de una corporación donde solo la élite de la élite podía entrar.
¿Cómo poder alcanzar lo inalcanzable?
Bruno sabía cómo: Mintiendo.