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Casada con Mr. Harrison

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Blurb

Emmett Harrison Stone, es un hombre frío e imponente, tan imponente como un demonio, es un hombre sin tiempo para el amor o sentimientos tontos, así que para ahorrarse tiempo, decide arreglar un matrimonio con una chica de buena cuna, la hija de un funcionario, lo que no sabe es que la mujer con quien se casó, solo es una simple mortal con muchos problemas económicos, una relación caótica y llena de sentimientos, y una chica con un secreto enorme que cambiará por completo el juego.

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Capítulo 1.—
Francis. La bonita chica caminaba a paso lento, no tenía muchas ganas de llegar a aquel lugar, pero la realidad era, que no importaba lo que ella quisiera, se detuvo al ver su reflejo en una de las ventanas y se quedo un poco pensativa, ¿Esa era ella?, no, esa no era ella, —Señorita es por aquí— la apuró un hombre enfundado en un traje negro impecable, quien parecía un poco ansioso, Francis solo lo miró y asintió, caminó detrás de aquel hombre y llegó hasta una oficina, donde había un hombre sentado dándole la espalda y otro sentado detrás de un escritorio, —Ah, ya esta aquí— dijo el hombre detrás del escritorio, era un juez que daría validez al matrimonio de Francis, con el señor Emmett Harrison, El otro hombre se puso de pie, y entonces Francis pudo admirar el buen físico que aquel hombre tenia, era alto, de tal vez 1.90 y tenía una cabellera castaña oscura, usaba un costoso traje, aún no veía su rostro, pero con ese cuerpo, casi podía recibir un adelanto, Aquel hombre se giró y enganchó su vista a la de la joven delante de él, ante sus ojos, ella no era tan especial, pero tampoco era tan mala, la chica tenía buen físico, bonito rostro, pero se veía muy joven, no quería parecer como un padre a su lado, que más daba, no importaba, mientras que fuera de buena cuna y que tuviera una apariencia presentable, era más que suficiente para él, —Llegas tarde— escupió aquel hombre un poco molesto, Francis solo lo miró, aquel tipo sin duda era guapo, demasiado para su gusto, y no parecía alguien amable, había cierta hostilidad en su mirada, No eran las primeras palabras que Francis esperaba que él le dijera, así que sintió un poco de alegría, pues entre ellos no iba a haber ningún vínculo que fuera difícil de romper —Lo siento, había tráfico — dijo Francis y se acercó a él para ponerse a su lado, a lado de aquel hombre, ella parecía insignificante, ella no era muy alta, tan solo media 1.65, y para un hombre de 36 años una chica de 24 era demasiado joven, —Bueno, ¿Quieren que comience? —preguntó el juez, —Si, por favor, y dese prisa—dijo aquel hombre tan intimidante, El juez sólo asintió y dio inicio a aquel matrimonio. Una vez que todo terminó, el juez salió, y antes de que Francis dijera algo, aquel hombre la miró, —Soy Harrison, no me digas Harri, ó Cariño, no me digas esposo ni ningún otro apodo, tampoco me llames por mi nombre, para ti soy el señor Harrison, ¿Entendiste? — —Pues yo soy Francis, no me digas pequeña, niña, ni ningún otro apodo, para ti soy señorita Francis, si tu entiendes yo entiendo — dijo la joven sin desviar la mirada de aquellos ojos verdes que parecían dagas atravesándola sin piedad, El asistente de Harrison sonrió disimuladamente y pensó que su jefe había encontrado a una buena rival, pues nadie se atrevería a hablarle de ese modo, nadie que estuviera en su sano juicio, Y Harrison solo pensó que aquella chica necesitaba modales, ya se los enseñaría después. Aquel bien vestido hombre volvió a su empresa, una de las empresas textiles más famosas de Alemania y de Francia, fabricaban las mejores telas, usadas por diseñadores de alto nivel, y también habían lanzado su propia línea de ropa, la cual era muy famosa en diferentes partes del mundo, Era un hombre con dinero y también era un hombre centrado en su trabajo, un hombre de reglas, y también un hombre que no aceptaba los mismos errores dos veces, era un hombre codiciado, pero sin mucho interés por las mujeres, prefería por mucho su trabajo antes que algún encuentro casual, aunque de vez en cuando se lo permitía, pues después de todo, era humano y tenía necesidades. —¿Estas seguro que esa chica tiene veintinueve años? — —Si señor, tengo todos sus documentos aquí, yo mismo confirmé que fueran correctos — —Bien— El asistente de Harrison volvió a su trabajo y mientras tanto, Francis se instalaba en lo que ahora era su nuevo hogar, no se sentía como un hogar, La casa de aquel hombre era grande, y lujosa, también era una casa muy… carente de emociones, era bonita, de eso no había duda, pero se veía vacía, Francis solo suspiró y llegó a la que sería su nueva habitación, habitación que compartiría con su nuevo “Esposo “, Lo único que esperaba era que no le pidiera tener intimidad, pues entonces no sabría que debería de hacer. Miró la enorme cama con sábanas blancas, en esa cama bien podrían dormir tres personas sin problema, ¿Por qué un hombre necesitaba una cama tan grande?, Había un enorme clóset, lleno de ropa de él, había un montón de trajes de diseñador, y más ropa casual, nunca había visto tanta ropa en un armario, tanta elegancia y derroche de dinero, Salió de ahí y lo que más le gustó fue la ducha, era enorme, y había una tina de baño la cual parecía muy cómoda, tal vez luego se daría una ducha ahí, para relajarse, —El señor dijo que puede usar el armario para guardar su ropa, o que puede usar el de la habitación contigua, ¿Cuál quiere usar? —preguntó una sirvienta que la seguía a todos lados, —El de aquí está bien— —Entonces guardaré todo, el señor también dijo que puede andar en cualquier parte de la casa, excepto en su despacho — —Okey— Francis iba recorrer la casa cuando recibió una llamada, una llamada de un número desconocido, —Diga— —¿Ya se casaron? — —Si— —Escúchame bien, no lo arruines ¿Entendiste?, Ó le irá muy mal a tu querida mamá, en unos meses yo tomaré el lugar que me corresponde— dijo la voz de una mujer, —Esta bien—dijo Francis, Aquella mujer colgó y Francis solo hizo una mueca, si ella no necesitara el dinero, sin duda no hubiera aceptado a hacer esto, Recorrió la casa y el jardín, todo parecía de ensueño, pero al mismo tiempo sabía que en aquel lugar no era bienvenida, sentía la hostilidad de él personal, en especial de las mujeres, quienes parecían odiarla, Cuando la noche cayó ella miró a un hombre llegar, se veía cansado, él ni siquiera la miró, pasó de largo sin saludarla y fue directo a su habitación, Francis no sabía que hacer, así que solo se quedó en la sala hasta que sus ojos pesaban, solo entonces decidió subir a la habitación también, con suerte aquel hombre estaría dormido, ni siquiera había cenado, Entró a la habitación y miró todo ordenado y sin rastros de aquel hombre, se apresuró a ponerse la piyama y se metió bajo las sábanas a toda prisa, Harrison trabajaba en su despacho, decidió que era hora de irse a dormir y cuando entró a su habitación miró el bulto que estaba en su cama, había olvidado por completo que ahora estaba casado y que tenía una esposa, Si no hubiera sido por las insistencias de su abuela, no lo hubiera echo, casarse con una niña rica y mimada, eso no era lo que él quería, tenía una secretaria que le gustaba, y se sentía atraído hacia ella, pero no era una mujer de buena cuna, no tenía modales ni clase, solo aparentaba que sí los tenía, así que no había manera de tomarla enserio, No le dio mas importancia y sólo fue a la ducha, tomó un baño y salió envuelto en una toalla, Se acostó en la cama y cerró los ojos. A la mañana siguiente despertó muy temprano, había dormido como nunca antes, y sentía cierta calidez sobre su pecho, cuando se despabiló, noto a la chica que estaba sobre él, ¿Qué acaso la cama no era lo bastante grande?, La movió con cuidado y se sentó en la orilla, se puso de pie y caminó desnudo hasta la ducha, se bañó y se alistó para ir a trabajar, Fue así durante los próximos cuatro días, Francis era invisible para él, y eso a ella no le molestaba, pues quería ser invisible, al menos hasta que todo esto terminará, No fue hasta que llegó el sábado, y con ello, una visita que cambió todo, La abuela de Harrison, la señora Leonora, llegó tan imponente como un huracán, Harrison le tenía mucho respeto, la respetaba más que a nadie, pues ella lo había criado desde niño, así que su abuela era la única persona que podía decirle que hacer y que no, y él la obedecería sin cuestionarla, —Quiero nietos—dijo la anciana mientras comían en silencio, Francis tosió un par de veces y Harrison solo miró a su abuela, —Si, tu ya eres un hombre adulto, y tu ya eres una mujer en edad, así que quiero que me den nietos — —Abuela, yo trabajo mucho, no tendría tiempo para niños, y Francis, ella también trabaja… — —Pues que deje de hacerlo, tu eres un hombre pudiente, ella no tiene necesidad de trabajar, ¿O si? —preguntó Leonora y miró a su nieto, Francis quería oponerse y decir algo, pero tenía miedo de hablar, miró a Harrison un poco angustiada y él sólo asintió, —Tienes razón, ella no necesita trabajar— —Ahí esta, ella puede dedicarse a sus hijos, mientras que tú traes el dinero a casa para ambos— —Pero yo quiero continuar trabajando— argumentó Francis, —Ser madre también es un trabajo, yo quiero ver a mis nietos y jugar con ellos, ¿Me negarás eso? — Francis se encogió en hombros y negó, —No abuela— —Pues ya está, espero que conciban pronto — dijo Leonora muy emocionada, —Pero si tanto quieres trabajar, pues trabaja con Emmett, algo sencillo, responder llamadas o algo así, hasta que quedes embarazada, que espero sea pronto — Francis miró de nuevo a Harrison, este no parecía feliz, pero tampoco parecía querer negarse ante su abuela, —Consíguele un puesto cariño, después de todo es tu esposa— —Si abuela — Tan solo una hora después Francis se encontraba en el baño tratando de contactarse con alguien, —¿Qué ocurre? —preguntó una mujer al otro lado de la línea, —La abuela quiere nietos — —¿Qué? — —¿Qué hago? — —Tu no puedes quedar embarazada, ¿Entiendes?, inventa algo, yo que se, di que… que tienes una infección o que estas en tus días, no me importa que, pero no te acuestes con él, y si lo haces más te vale que no lo disfrutes y que te cuides, si sales embarazada yo misma te mataré— Francis se frotó las manos y respiró hondo, salió de la ducha y miró que Harrison estaba en la habitación quitándose la camisa, trató de no verlo, La noche anterior accidentalmente miró su cuerpo desnudo, él tenía un cuerpo increíble y musculoso, el cuérpo perfecto para cualquier mujer, pero nada de eso era para ella, —No ágamos esto incómodo —Dijo Harrison y empezó a desabrocharse el pantalón, —¿Hacer qué? — —El sexo, después de todo somos esposos, solo ven—ordenó él un poco enfadado por aquella situación, esa chica no lo motivaba ni siquiera un poco, ella no le gustaba, —¡No!, hoy no puedo… tengo mi periodo — dijo Francis un poco nerviosa, Harrison arrugó el entrecejo y se detuvo de quitarse los pantalones, —Esta bien, entonces lo haremos mañana — dijo y se metió a la ducha. ¿Mañana?, Francis tendría que pensar en algo, ella no quería tener intimidad con ese hombre, y todo indicaba que él tampoco quería, Se metió en la cama y se quedo dormida después de tratar de pensar en una salida. A la mañana siguiente fue despertada por Harrison, —Levántate, te llevaré a la empresa —dijo él sin mucho cuidado, Francis se incorporó y arrugó la cara, —¿Qué?, ¿Por qué? — —Te daré un empleo — —¿Podemos hablarlo?, no es necesario, yo puedo seguir llendo a mi trabajo hasta que… — —No, y no quiero discutir al respecto, levántate ahora o iras en pijama —dijo el mal encarado hombre sin una pizca de paciencia, La pobre mujer tuvo que levantarse, bañarse y vestirse, ella no quería dejar su trabajo como cajera en una cafetería, pero no había opción, se puso un vestido rojo, algo que creyó era perfecto para la ocasión y se puso unos tacones negros, no le gustaba ese tipo de ropa, pero era lo que debía de usar, Bajo después de terminar de arreglarse y se encontró con una escena que la desconcertó por completo, una mujer muy bonita de cabellera rubia y sedosa estaba demasiado cerca de su esposo, ¿Quién era ella?, La bonita rubia se alejó apenas la vio y sonrió educadamente, —Buenos días señora Harrison —dijo aquella mujer, Francis se sintió muy mal de solo escucharla decir aquello, pero no dijo nada, Harrison la miró y la examinó a detalle, sin duda ella se veía muy joven, —Buenos días—dijo Francis por educación, ella no era tonta, sabía que algo pasaba entre Harrison y aquella rubia, pero de cualquier forma, no era su problema, —Ella es mi secretaria, Jordana —Dijo Harrison, —Un placer —dijo Francis, —Si, claro— dijo Jordana no muy feliz, Los tres subieron a un auto y Francis fue puesta en el asiento trasero, mientras que Jordana ocupó el asiento del copiloto, junto a Harrison, Lo cual era una falta de respeto, pues la esposa debía de ir enfrente, pero fue el mismo Harrison quien ordenó que Francis fuera en el asiento trasero, Él no era amable con ella ni un poco, y Francis aún no había visto nada.

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