[OLIVIER]
Nos ha tomado aproximadamente un poco más de cuatro horas llegar a Bari, y si no fuera porque tenemos un objetivo, y porque todo esta hecho un caos en nuestras vidas, le pediría que nos quedáramos aquí un tiempo. La ciudad es encantadora, sus paisajes de ensueño, el clima ni hablar, y con solo respirar el aroma que viene de los restaurantes de la costa a esta hora de almuerzo me dan ganas de probar toda su gastronomía.
—Necesito comer— La escucho decir y la miro sorprendido ya que si hay una cosa que no dejo de hacer en el tren, fue precisamente esa.
—¿De verdad?— Pregunto atónito y asiente.
—Quiero comida de mar, ven… antes de subirnos al ferri esta tarde, tenemos que comer en un sitio— Indica tomándome de la mano y me rio de su especie de ataque por comer a todas horas.
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