—¿Aria, estás bien? —La voz de Néstor retumba desde el otro lado del confesionario, y sus pasos se acercan con rapidez. Aria abre la boca para responder, pero Thane alza una mano y le hace una señal firme de silencio. Sus ojos son oscuros y su presencia, dominante. Aria, sin saber por qué, obedece. Algo en su instinto le dice que no debe hacer ningún ruido. El alfa Thane saca un pequeño celular del bolsillo interno de su abrigo y se lo entrega. Luego se inclina hacia ella y murmura con intensidad: —Espera. Voy a sacarte de la comunidad de Kael. Confía en mí. Antes de que Aria pueda decir una palabra, él y el otro hombre —el que le cubría la boca— desaparecen como sombras, sin dejar rastro. La puerta trasera de la capilla se cierra suavemente tras ellos. —¿Aria? ¿Me escuchas? —insiste

