—Hoy iremos a una fiesta de gala antes de irnos a Sicilia mañana —informa el Don a Kara mientras termina de colocarse la corbata.
—Bien. —Su voz soñolienta le saca una pequeña sonrisa.
Se acerca a la cama, le coloca mejor las colchas y acaricia a sus pequeños antes de volver a la empresa.
—Duerme un poco más y después desayuna, pero no cosas dulces. Ah, también toma tus vitaminas.
—Como digas, Leonardo.
Un bajo gruñido escapa de sus labios. —¿Qué hablamos?
—Tus hombres no están cerca, ahora déjame dormir. —Se gira y le da la espalda.
El enorme hombre solo suspira, agarra su maletín y sale de la habitación. Se dirige a la sala, donde se encuentra a Fer. Salen del apartamento y caminan hasta el estacionamiento. La típica hilera de jeeps lo espera para llevarlo a su empresa.
(…)
