Al día siguiente me despierto temprano para ir al hospital, tengo que avisar que ya estoy lista para trabajar de nuevo, al llegar me sorprendo porque no me imaginaba la manera en que me iban a recibir mis compañeros, aunque me saludan amables algunos se secretean y cuchichean entre ellos, llego a la oficina de la doctora Pierce y toco la puerta. —Pase. —Hola Betty, buenos días. —Hola Izan, buenos días—me saluda muy formal pero esta un poco seria. —Vengo a avisarte que ya estoy lista para volver a trabajar esta semana. —Lo siento mucho Izan pero la doctora que te está cubriendo firmó un contrato con el hospital por unos meses. —¿Qué? ¿Me estás diciendo que dejaré de trabajar por unos meses? —Si, lo siento, apenas me di cuenta hoy que esto sucedió. —Betty no puedes quitarme mi lugar