Capítulo 3

1765 Words
El vuelo dura tres hora y media, intento dormir pero no puedo, mi cabeza no deja de darme vueltas, cuando por fin aterrizamos nos recibe el frío de Denver, aunque en Boston también está haciendo frío el que hace aquí es distinto, es como si se metiera directamente a los huesos. Tomamos un taxi para ir al hotel que tengo reservado, no está muy lejos del estadio precisamente para que mañana no tengamos ningún problema en llegar al partido. —Izan te noto muy nerviosa—dice mi padre preocupado. —Es que aún no puedo creer la tontería que cometí. —Bueno hija, nos sirve para tener unos días juntos, además que te hace falta descansar, cuando no estás trabajando de noche, doblas turnos en el hospital. —Si papá, tienes razón, no puedo hacer nada más por ahora. —Así es, trata de relajarte, estoy segura que podrás arreglar todo. Vamos llegando al hotel y vemos un enorme letrero con la foto de Brett, trae el casco del uniforme en la mano y sonríe muy emocionado. —Esa foto es del partido anterior, lo ganaron y por eso estaba tan feliz. Yo asiento sin decir nada, llegamos al hotel y nos registramos, llevamos las maletas a la habitación. —¿Te parece si vamos a comer? —dice mi padre sonriendo. —Claro papá, vamos. Bajamos al restaurante del hotel y pedimos algo para comer, mi padre está muy entusiasmado con el partido de mañana por lo que no deja de hablar de eso, después de comer salimos a caminar un poco, aunque hace frío no queremos quedarnos en el hotel. —¿Hija te parece si vamos al estadio? —Claro. Cuando llegamos vemos que hay bastantes personas, tienen campamentos y están cocinando, obviamente todos con sus playeras de los Broncos, hay un hombre desnudo que se cubre con un barril, mi instinto de doctora me dice que para mañana estará resfriado, en cambio mi padre feliz se acerca a saludarlo y se toma una foto con él. —¿Por dónde entran los jugadores?—le pregunto al hombre con el barril. —Por la puerta de atrás, pero siempre hay mucha seguridad, nadie puede acercarse. Oh por Dios que ilusa soy, esto será más difícil de lo que me imaginé, me siento un poco cansada por lo que después de que mi papá se tomará fotos con mil y un personas por fin lo convenzo de que volvamos al hotel. —Hija estoy tan emocionado. —Lo sé papá y me alegro mucho por ti. Volvemos al hotel y me voy directo a la ducha, pongo el agua muy caliente para relajar un poco los músculos, salgo después de varios minutos y reviso mi teléfono, tengo varias llamadas perdidas de Andrew. Me pongo la pijama y seco mi cabello, sin muchas ganas le marco a Andrew. —Hola vida ¿cómo llegaron? —Bien Andrew ¿y tú cómo estás? —Bien, aquí con Mica en el apartamento, ¿resolviste algo? ¿Es enserio? Pienso con molestia. —Andrew llegué hace unas horas. —¿Y eso qué? Pensé que ya habías ido a buscar a tu esposo. —No sé dónde vive. —¿Y cómo piensas localizarlo entonces?  Andrew no sabe que Brett es el famoso jugador de football, por lo que no tiene idea de lo mucho que me costará contactarlo. —Sé donde trabaja e iré a buscarlo mañana. —Perfecto vida, espero que estés de vuelta pasado mañana. —No lo sé Andrew, yo te aviso. —No dejes de llamarme, ya te extraño. —Si Andrew te llamaré, ahora te dejo, quiero descansar, saluda a Mica de mi parte. —Claro, adiós. Me quedo viendo el teléfono con molestia, es extraño pero nunca me había sentido tan asfixiada por Andrew como ahora, salgo del baño y voy a la habitación de mi padre porque veo la televisión encendida, cuando entro veo que ya está dormido, apago la televisión y cierro la puerta, vuelvo a mi cama y el cansancio me vence, así que no tardo en quedarme dormida. Por la mañana me despierto un poco tarde, me doy una ducha y me pongo un pantalón de mezclilla y un suéter negro, con botas negras, dentro de unas horas es el partido por lo que quiero estar lista, me maquillo un poco y seco mi cabello, cuando salgo al recibidor mi papá no está pero mi desayuno está listo, empiezo a desayunar y después de unos minutos sale mi padre de la habitación. —Pero ¡¡papá!!  Sale vestido completamente con los colores del equipo, si hasta trae unas líneas en la cara azules y naranjas. —Hija vamos a un partido, tenía que aprovechar todo lo que tengo del equipo. Como no quiero hacerlo sentir mal prefiero no decir nada más al respecto. —¿Quieres que te preste algo? Te verás extraña sin apoyar al equipo. —No papá, gracias, ¿ya desayunaste?  —Si, hace unos minutos. Se da la vuelta y me doy cuenta que su playera es la de Brett, con el número 09. —¿Crees que después de que hables con él le pueda pedir un autógrafo?  —Yo creo que si papá, si es que no nos quiere sacar con seguridad cuando sepa para que lo estoy buscando. Sé llega la hora del partido y nos vamos al estadio, por suerte el partido es al medio día y el clima no está tan frío, al llegar me doy cuenta que va a ser imposible que yo hable con Brett, hay miles de personas, creo que soy la única que no trae algo del equipo por lo que me da un poco de pena la manera en que me observan, le quito a mi padre su gorra y me la pongo, él sonríe y saca otra de su mochila y se la pone. —Te lo dije Izan—dice sonriendo. Entramos al estadio para buscar nuestros asientos, por suerte no están muy alejados del campo, aunque con el precio que tenían deberíamos estar en la banca de los jugadores. Después de unos minutos empiezan a entrar los jugadores, cuando entra el equipo de los Broncos, todo el estadio se pone de pie, mi papá grita emocionado, me pongo de pie a su lado, alcanzo a ver al jugador número 09, trae el casco puesto pero entra corriendo y saludando, es más alto de lo que recordaba. Volvemos a nuestros asientos y después de varios minutos el partido comienza, yo no entiendo nada de lo que pasa, solo escucho cuando los jugadores se golpean unos contra otros, cosa que me pone de nervios pensando en cuantas fracturas pueden sufrir. Mi padre está feliz, no deja de gritar y apoyar a su equipo favorito, cuando el equipo anota todos brincan emocionados y yo también lo hago, aunque en una ocasión anotó el otro equipo y poco me faltó para festejar, tuve suerte que mi padre me detuvo antes de que me levantara e hiciera el ridículo, eso pasa cuando no tienes idea de lo que estás viendo. —Izan ya va a ser el medio tiempo, voy a comprar una cerveza ¿quieres algo?  —No papá, gracias. Se pone de pie y se aleja, me pongo a pensar en que puedo hacer para poder acercarme a Brett, esto será imposible, me pongo de pie y voy a buscar los baños, cuando entro escucho a unas chicas hablando de varios jugadores, entre ellos Brett. —Dicen que si hoy ganan los Broncos, Brett tendrá una enorme fiesta como siempre lo hace para celebrar. En eso salgo y ellas me voltean a ver con curiosidad, yo sonrio amigable, bueno o al menos eso intento. —Hola chicas, no pude evitar escucharlas ¿ustedes saben dónde será esa fiesta?  Una de ellas sonríe. —Me imagino que en la mansión de Brett, dicen que casi siempre ahí se hacen las fiestas para celebrar las victorias del equipo. —Ah muy bien, gracias. Salgo del baño con prisa y regreso a nuestros asientos, mi padre me espera con una limonada. —Toma hija. —Gracias papá. El partido continúa y yo me siento cada vez más desilusionada, me alegra ver cómo disfruta mi padre cada hora, pero yo me siento cada vez peor, no habrá manera de que pueda acercarme a Brett. Después de unas horas el partido por fin termina, mi padre está emocionado festejando la victoria del equipo, las personas empiezan a salir y nosotros los seguimos, antes de llegar a la puerta veo un enorme letrero que dice que algunos de los jugadores estarán tomándose fotos con algunos fans en la puerta de salida. —Papá ya leíste eso. —Vamos hija. Llegamos a la puerta y obviamente hay una fila enorme, por suerte está avanzando, después de varias horas por fin me toca entrar, como cosa del destino me toca retratarme con Brett, ya no trae el casco y está de pie sonriendo, cuando me acerco a él se queda viéndome con curiosidad. —¿Dónde quieres que te ponga mi autógrafo?—pregunta sonriendo. Yo me quedo viéndolo sin saber de qué me habla y él espera mi respuesta. Reacciono, me quito la gorra y se la extiendo, rápidamente pone su nombre y me la regresa, cuando me pongo junto a él pasa su mano por mi cintura y siento como si algo extraño me recorriera el cuerpo, siento que él lo nota porque se queda viéndome. —Brett necesito hablar contigo, es algo muy urgente. Él sonríe. —Si es para alguna donación tendrías que hablarlo con mi representante. —No, no es para eso.—Las personas empiezan presionarme para que me mueva.—Te conocí hace 11 años en Las Vegas. Él se queda pensando mientras las personas siguen presionando para que me dé prisa. —¿Eres periodista?  —No.—Le entrego mi número en un pedazo de papel. —De verdad es urgente, esto nos afecta a los dos, es mejor si lo arreglamos tú y yo cuanto antes. —No fui hace 11 años a Las Vegas. —Claro que fuiste, ahí te conocí. Él no deja de observarme, en un momento la sonrisa se le borra de la cara como si recordara algo, llega seguridad y me toman del brazo. —Señorita tiene que salir. —Suélteme, no me toque, yo puedo salir sola. Brett se queda viéndome sin decir nada hasta que salgo del área donde estaba.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD