Puedo ver a Víctor nervioso, se le nota por los poros, lo que es bastante conveniente para mí, porque de seguro tendrá que decir todo.
Me siento casi eufórico, porque se ve bastante sacado de onda. Imagino que no sabe qué decir ni qué inventar, seguramente no se esperaba que volteara las cosas a mi favor y pusiera sus palabras en tela de juicio.
Quizá lo tenga en mis manos, aunque también cabe la posibilidad de que el muy maldito nos mienta en la cara de manera descarada. Con lo hipócrita que es, no me extrañaría para nada, sólo espero que Gina pueda darse cuenta de la verdad y decida confiar en mí.
Los veo muy remoto, sobre todo si no me recuerda, pero aún así, tengo una leve esperanza de que todo va a salir a la luz muy pronto.
—¿Y bien? –pregunta Gina con brazos en jarra–. ¿Me vas a
