Siento que me falta el aire, los pulmones me duelen por la falta del mismo, sin embargo, no deseo detenerme. Los labios de Gina se deslizan sobre los míos con una facilidad increíble, reconociéndolos como nunca antes. Su dulce y cálido aliento causa estragos en mí, haciéndome sentir enajenado y al mismo tiempo; en el paraíso. —Oh, Peter –sus gemidos son la sentencia final para mi autocontrol, mis manos se deslizan hacia la parte baja de su espalda y la apego a mí, para que note la incipiente erección que crece por sus ardientes besos–. Peter… La temperatura de nuestros cuerpos sube y aunque tengo muchas preguntas en mente todavía, me ganan las ganas que tengo de hacerla mía como antes, sin embargo, las manos de Gina me detienen y puedo sentir su respiración agitada cuando comienzo a be