Dos meses después Por fin el día más esperado para nosotros había llegado, por fin nacería nuestra pequeña, no sabía quién estaba más asustado… si James o yo. Todo en ese momento pasaba tan rápido, saber que en unas horas no seriamos James y yo en casa, sino que seriamos oficialmente tres. Yo había decidido que, para el momento del parto, seria en una bañera en el hospital. —¿Cómo te sientes? —me pregunta James nervioso ayudándome a subir al auto. —Bien… —fue en ese momento cuando me retorcí de dolor a causa de una contracción. Desde que habían empezado mis contracciones, ya hace unas horas, me había dado una ducha de agua tibia y también utilizaba una pelota de pilates para aliviar el dolor de forma natural. Al llegar al hospital, al poco tiempo descubrimos que efectivamente, es