Poco antes de la primavera el clima cambió, hacía calor y llovía todo el tiempo. Tenía pendiente la conversación con papá. Era necesario, pero no estaba muy entusiasmada y me tomé mi tiempo. Ese día el elevador se llenó, me pegué a la pared y volví a sentir ese retorcijón en el estómago, nunca antes me había pasado. Llegué a la oficina de mi padre y me senté en la sala de espera, me llamaron poco después, el lugar era amplio, imaginé que Sarah y Jorge había estado en esa habitación muchas veces y la encontrarían más cómoda, para mí, fue demasiado gris. – Siéntate, iré en un momento – dijo mi padre. Dejé mi bolso sobre el sillón y miré la mesa, había una pequeña planta de esas que no necesitan mucha agua. En pocos minutos, él fue a sentarse. – No esperaba verte tan pronto. – Yo tamp

