Hace doce años atrás...
Voy caminando por la playa y dejando que el viento me pegue en el rostro. Hoy decidí no ir al instituto y escaparme a mi refugio. Cada vez que tengo una discusión con mi madre terminó aquí. Saco mi sabana y la pongo en la arena. Me quito mis vans y pongo los pies en la arena suave. Tengo puesto un audífono y me acuesto en la sabana viendo las nubes, mientras suena la canción de Christina Perri-Human, cierro los ojos y dejo que la música fluya en mí. Y aunque no quiere, no dejo de pensar en la discusión de ayer con mi madre y sin poder evitar dejo salir las malditas lágrimas. ¿Cómo es que una joven, que va a cumplir en cinco meses sus dieciséis años, no deja de llorar por lo que le dice su madre? ¿No debería uno estar acostumbrado a esto, si lo vive todos los días?
