Medicina y Reaggeton: La historia de Alegra Canarias ibro 1]

Medicina y Reggaeton © Safe Creative Código 2208141784256 IG: @anamarescritora Pagina: www.anamarescritora.com Alegra -Estados Unidos- Mi tono de llamada se escucha a lo lejos, y mi cuerpo poco a poco comienza a reaccionar. Comienzo a sentir como todos los miembros de mi cuerpo se van despertando y los mueve hasta que al fin, mi mano, la que tengo debajo de la almohada, logra zafarse y tomar el móvil. La canción de "Con Altura" suena en mi oído y con trabajos logro leer el nombre de LILA en la pantalla de mi móvil. Presiono el botón verde y respondo encontrando las palabras. ⎯¿Dime? ⎯¡Dónde chingados estás!⎯ me dice entre dientes⎯ es la sexta vez que te llamo. ⎯¿Qué hora es?⎯ inquiero, levantándome un poco y sintiendo un horrible dolor de cabeza. ⎯Las diez de la mañana... papá y mamá acaban de hablar desde el aeropuerto y ya vienen para acá... ¿dónde estás? Me levanto de inmediato y observo que me encuentro en un piso completamente iluminado por la luz del sol. Al lado de mí se encuentra un hombre rubio de piel blanca con pecas en la espalda. Lo muevo ligeramente tratando de que despierte. ⎯¡Ey!, Where are we?⎯ pregunto, pero él prácticamente solo se mueve y se acomoda. ⎯Alegra, Alegra, Alegra... ¿estás ahí? ⎯ escucho la voz de mi hermana gemela. ⎯Sí, sí... no me grites, me duele la cabeza. ⎯Alegra, solo te recuerdo que papá y mamá están por llegar y que juntos iremos a comprar el vestido para la graduación porque, no sé si recuerdes... nos graduamos mañana. ⎯¡Ya lo sé!⎯ respondo molesta, y me pongo de pie y comienzo a buscar donde puse la ropa que traía ayer. ⎯¿Estás muy lejos?⎯ insiste. ⎯No lo sé, no sé ni siquiera dónde estoy, pero el piso parece caro así que debe ser un buen lugar. ⎯¡Dios!, no tienes remedio Alegra... ⎯ me regaña Lila. ⎯Como si tu no hicieras cosas así⎯ le reclamo, aunque en realidad es muy raro que ella aparezca en casa de un desconocido. Camino hacia la cocina donde veo que deje mi bolsa y mis zapatillas y me las pongo enseguida. Busco con la mirada si no se queda el rastro de nada mío y luego voy hacia la cocina para tomar un poco de agua. ⎯Alegra⎯ vuelvo a escuchar a mi hermana del otro lado de la bocina del teléfono. ⎯Aquí estoy⎯ respondo, tomando una botella con agua del refrigerador. ⎯¿Qué les digo?, ¿vas a llegar, verdad? ⎯ mi hermana insiste. ⎯Sí, sí, no te preocupes. Nada más déjame ubicarme en qué parte de la ciudad estoy, tomo el metro y voilà, llego antes de que papá y mamá entren por esa puerta. ⎯Pues espero... ⎯ me responde. Comienzo a levantar uno que otra cosa de la barra de la cocina solo para ver en qué tipo de casa estoy, cuando de pronto veo un sobre y al ver el lugar donde estoy escupo el agua mojando todo el suelo. ⎯¿Qué?⎯ me pregunta Lila⎯ Alegra, Alegra... ¿qué fue eso? Salgo del piso con el móvil pegado a mi oreja y camino escaleras abajo. Mi hermana sigue insistiendo que le conteste, pero no quiero hacerlo hasta estar segura. Cuando llego al lobby, voy hacia dónde está la dirección del piso donde estoy y lego el código y la ciudad. ⎯¡Alegra!⎯ insiste Lila. ⎯Lila, no me vas a creer lo que te voy a decir... ⎯¿Qué?, ¿qué?⎯ insiste. ⎯Creo que mi llegada a la casa no será tan pronto... Mi hermana suspira ⎯¿de qué lado de la ciudad estás?, ¿otra vez estás lejos del distrito? ⎯No, bueno... ⎯¿Estás en Queens? ⎯No... ⎯¡Ya dímelo!⎯ insiste. Suspiro⎯ estoy en Los Ángeles⎯ habló con timidez, mientras siento como me regresa el dolor de cabeza de la juerga de ayer. ⎯¡QUÉ!⎯ escucho la expresión de mi hermana⎯¡QUÉ! Ay, no Alegra, ¿qué demonios haces allá? ⎯No lo sé. Ayer salí a esa fiesta, estaba divertida, luego un chico me dijo que si quería ir a un verdadero bar de Reggaetón y dije que sí... y. ⎯¿Te subiste a un avión y viajaste a Los Ángeles? ⎯ me pregunta y yo quiero decirle que no, pero fue precisamente lo que pasó. De pronto lo recuerdo todo. El chico de arriba no era nada más y nada menos que el modelo Diego de la Mar, quién estaba invitado en el desfile de Armani al que fui a tomar fotos. Al recordar eso, abro mi bolso y busco desesperada mi cámara, y al tocarla con la mano respiro. ⎯¡Alegra!, ¡Alegra!⎯ vuelvo a escuchar a mi hermana. ⎯Dime... ⎯¿Qué le voy a decir a papá y a mamá?, si se supone que vienen para llevarnos a desayunar... ⎯Bue...bueno, puedes decirles que... ¿me vine a trabajar a Los Ángeles? ⎯ inquiero, mientras busco desesperada un taxi. ⎯¡Ay por favor!⎯ se queja. ⎯Lila... sé que lo has hecho muchas veces, eso de cubrirme, pero te prometo, no, te juro que esta será la última, última vez... ⎯Sí claro...⎯ responde, para luego suspirar⎯ vale, les diré que regresar hoy por la tarde de trabajar, pero algún día tendrás que hacerme tú un favor a mí, así de grande, que, gracias a él, casi me tengas que salvar la vida. ⎯Vale... ¡Qué exagerada!, pienso. Suspira de nuevo ⎯ ¡Ay Alegra Canarias!, eres todo un caso. Te amo por lo libre, segura y extrovertida que eres, pero a veces haces cosas que me mortifican de verdad... no quisiera que te pasara algo⎯ me confiesa. Sonrío levemente con el teléfono aún en mi mano⎯ Y yo te amo por lo independiente, introvertida y creativa que eres... te juro que no me pasará nunca nada, ¿me crees? ⎯Te creo⎯ contesta mi hermana⎯ regresa sana y salva y por favor... si pasa algo. ⎯No te preocupes, te...⎯ en eso la llamada se corta ⎯¿Lila?, ¿Lila?⎯ insisto, y al ver el móvil me percato que se ha terminado la batería y este está muerto⎯ Dios, ahora sí estoy en problemas⎯ hablo en alto, para después comenzar a caminar por la acera para coger un taxi.