1

957 Words
Sonríe. Papá me decía siempre eso, sonríe, aunque estés triste o enojada. Es la mejor forma de atacar al meollo de la situación en la que te encuentras, al final del día le encontrarás una solución a tus problemas, no tienes nada que temer. Todos nos equivocamos en esta vida. Todo se puede resolver. Menos la muerte, al menos que tengas un hechizo y puedas regresar del inframundo. Sonreí. Papá no tenía un hechizo para regresar de la muerte, y eso no lo detenía en siempre darme las fuerzas que necesito para seguir con mi día a día. Camino por las calles de Barcelona, es mi última noche aquí. Regreso a casa mañana. Veré de nuevo a Henry. El mero hecho de pensar en él, hace que mi corazón se alborote. Llevo dos años fuera de casa. No creo que él esté esperándome. Perdí contacto después de tres meses que empecé mi viaje, debido a que perdí mi celular en una montaña, cuando fui a senderismo. No lo contacté por redes sociales. Creía que era hora de que él me dejara ir, que buscara a una persona que le quisiera de verdad, y lo apoyara. Yo lo quería, pero no podía apoyarlo en esos momentos, apenas y podía sostenerme a mí misma. Siempre estaba saboteándome. Entonces, era una chica muy mala para su vida, no iba a progresar conmigo. Tomo unas ultimas fotos de las vistas más bellas que tengo enfrente de mí, antes de emprender el viaje. *** Viajar siempre me ha gustado, lo que detesto, es la comida que dan en los aviones. Y la incomodidad al dormir allí. Nadie sabe que regreso a casa hoy. Voy a casa de papá. Abro el portón y meto mis maletas. No hay autos, sabía que la casa estaba deshabitada por todo este tiempo. Mi hermano Walter y su esposa, no vivían aquí. Decidieron comprar su propia casa, así que heredé la casa de mis padres. No podía deshacerme de ella, porque me traía recuerdos. Crecí aquí. Abro la puerta, y todo está cubierto con sábanas blancas, hay mucho polvo. Subo las escaleras, hacia mi habitación y dejo caer las maletas. Debí contratar a alguien para que limpiara en mi regreso. Sacudo la cabeza, por no pensar en ello antes. Comienzo quitando las sábanas y tomando una escoba para limpiar un poco la casa. Mañana contrataré a alguien para que lo termine. Limpio mi habitación lo poco que se puede. Escucho música en lo alto de las bocinas, que no escucho que alguien ha entrado a mi casa hasta que unas manos me tocan el hombro. Brinco del susto, y grito. Me giro para ver a la persona. Sonrío. Es un rostro amigable. Corro abrazarlo. —Eres tú, es verdad. —Hay lágrimas por sus mejillas. —¿Por qué no me dijiste que regresabas? ¿Sabes cuánto te extrañé? Estuve en contacto con mi hermano, solo por unas cuantas llamadas, solo para avisarle que estaba bien, y después colgaba. No dejé nunca que nuestras conversaciones fueran más extensas de dos minutos. A veces, solo me quedaba a escuchar su voz, y no hablaba. Me era difícil, poder entablar una conversación con él. Porque cada vez que lo escuchaba, me hacía recordar que papá se había ido. Y eso era difícil para mí. Lo era para ambos. Lloré. Me permití hacerlo, ya que, al fin y al cabo, era mi hermano pequeño y lo extrañaba mucho. —¿Cómo supiste que estaba aquí? ¿Qué llegaba hoy? —Mantengo esta casa con vigilancia, no creas que me he olvidado de la casa de nuestros padres. Así que cuando me llamaron, para decirme que habías llegado, corrí a verte. Y aquí estas. Enfrente de mí —sonríe. —Debiste decirme, para que fuera al aeropuerto por ti. —Ya sabes que me gusta lo enigmático, hermano. Revolea los ojos. —Dímelo a mí, te conozco como la palma de mi mano. —Suspiró. Le conté sobre mis viajes, los lugares que había visitado. Mientras me ayudaba a limpiar. —¿Subiste a la Pirámide de chichen Itzá? —estaba asombrado. —Es hermosa la vista desde allí. No sabes lo bien que se siente estar en la cima. —Kate y yo, queremos ir este año. Espero que podamos hacerlo. —Deberían. —No lo sé. El estado de Kate no es tan bueno, debe tomar reposo. Oh ya, Kate estaba embarazada. Se me había olvidado. —Pueden hacerlo después de que nazca el bebé. —Posiblemente, lo hagamos. —¿Cómo te sientes con el regreso a casa? —mis manos se detienen en la sabana que estaba quitando del sofá. Solo me detengo allí mismo, sopesando su pregunta. ¿Cómo me siento? No hay palabras ahora mismo para ofrecer una respuesta. He buscado todo este tiempo respuestas para mi misma, para las personas que me las hacen. Al final de todo, no las hay. No existen. Me he preguntado a veces, si no existen porque no quiero saber la verdad de esto. La verdad me asusta. Todo esto es una mierda, el hecho de que haya perdido a las dos personas más importantes en mi vida, es una gran mierda. ¿Qué me queda ahora? Hay un gran vacío en mi pecho, algo que nadie puede llenar. Es un agujero negro que me consume día a día. Confieso que me he perdido en el camino, y no puedo encontrar la luz de regreso. Me ha estado saliendo todo mal, últimamente. —No sé, es diferente. Ha pasado algo de tiempo —fuerzo una sonrisa. Él sabe que miento, que voy allí por la vida diciendo mentiras y sonriendo para los demás, eso evita que hagan más preguntas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD