A media noche, Daniela me llama para decirme que tiene que intervenir a Kolton por una peritonitis. Le hago saber que los mellizos están durmiendo conmigo y que no tiene que estar preocupada. «Ahora lo que importa es que todo salga bien con mi cuñado». Acotada en medio de ambos niños que están enroscados a mí durmiendo plácidamente, todavía no puedo dejar de pensar en lo que ha ocurrido esta noche con King. No sabía que podía ser así, y no sé cómo sentirme al respecto, no tengo idea de lo que prosigue ahora que me he acostado con mi jefe. Y no hablo de algún sentimiento, no. Hablo del ambiente que va a sentirse en la oficina y en cómo eso puede afectar mi trabajo.
Sí, eso es.
Me remuevo en la cama intentando volver a conciliar el sueño cuando miro la hora en el reloj despertador junto a
