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2193 Words
Bella —No— Mis manos temblaron al ver mi pequeña alcancía hecha pedazos en el suelo. Eran mis ahorros, ahorros que había guardo trabajando. La pequeña cafetería en la que trabajaba pagaba poco, pero las propinas eran buenas. —¿Que pasa, bella? — La voz de fingida de inocencia de Alice me congelo— ¿Alguien tomó tu dinero? — La observe con atención. Su sonrisa hipócrita me hizo enfadar—¡Ah! Ya recuerdo, fui yo. Lo lamento , pero las personas de caridad necesitaban más que tú y tu viaje tonto. —Sabias que ese dinero era para mi viaje a Egipto— Murmure entre dientes mirando la con los ojos llorosos— Me llevo meses juntarlo, y tú solo llegas y lo tomas como si tuvieras el derecho de hacerlo — Ella parecía ignorarme por que miraba sus perfectas uñas como si nada importara. —Ahora dudo mucho que puedas ir, papá no te dará el dinero para largarte a Egipto— Eso lo sabía perfectamente , por esa misma razón me había esforzado, para no tener que pedirle ni si quiera un centavo a mi padre. — Vete — Dije con la voz quebrada —¡Ay, no llores! — Movió sus manos exaltada— Lo único qué haces es llorar, bella. — ¡Lárgate de aquí! — Mi garganta ardió por mi grito. Ella salio no sin antes dedicarme una sonrisa socarrona llena de maldad. Me senté en la cama tomando entre mis dedos mi cabello azabache , llena de rabia. No merecía el mal trato de mi familia, no lo merecía. Siempre he sido señalada ante la sociedad como la bastarda de Black, pero para mi familia solo era un gusano con el cual tenían que convivir, lastimosamente. Puky , mi loro, hacía sonidos dentro de su jaula y me miraba con atención. Dejé que se instalara cómodamente sobre mis dedos mientras se mecía . Alguien tocó a mi puerta con leves golpecitos. Era Margarita, la ama de llaves. —¿Señorita? — Me tensé, sabía por que estaba aquí— La señora la espera en el jardín— Habló con tristeza, ella sabía lo que me esperaba en el jardín. — En un momento bajo — Susurre tragando saliva. Me prepare mentalmente para soportar lo que sucedería a continuación. Limpie mis lágrimas con la manga de mi suerte. Cameron no estaba en la residencia, él ahora mismo no podía defenderme y me lamenté por eso. Mis piernas temblaron al verla sentada en una de las sillas del jardín, Anna, era una fumadora compulsiva. Desde que mi padre la engañó con mi madre, la nicotina se convirtió en su vicio más profundo. Ella no se había percatado de mi presencia, tenía su mirada puesta en el cigarro entre sus dedos. Era una mujer cruel, ni si quiera mi padre podía considerarse cruel a comparación de ella. Por algo Anna , tenía el control de la mafia y no Steven. Llegue hasta su lado, para entonces, ya se había dado cuenta que estaba observándola. — Extiende tu mano — Ordenó. No tuve de otra que acercarla a ella. Dejó caer las cenizas en la palma, lo peor no era esto, lo horrible era el dolor de la quemadura que siempre me dejaba— Tu padre no esta — Quise llorar con eso, Steven no es que me defendiera de las garras afiladas de esta mujer , pero Anna quería mantener la imagen de "Mujer buena" mientras Steven estuviera presente, así que se comportaba de manera prudente. Mi vida se convertía en un infierno cuando Steven dejaba atrás las puertas de esta residencia. Llore con fuerza cuando sentí la quemadura del cigarro en mi palma. Anna restregaba el cigarro una y otra vez sobre mi piel, como si el cigarro no se apagara y como si el dolor no fuera suficientemente para ella. — Follaste con Cameron — Soltó con asco. Reprimí mis sollozos mordiendo mis labios con fuerza. Me castigaría por eso, lo sabía— No sé qué demonios te ve, solo eres una mosca muerta como lo es tu madre. — Yo ... — Cállate y escúchame bien— Se levanto y tomó mis mejillas con una sola mano ejerciendo presión sobre estas al grado de llegar a lastimarme— Si tienes a un engendro, yo misma te lo sacaré y te lo haré tragar— La imagen de esa escena me revolvió el estomago. Se quedó mirándome con rabia, miraba mis facciones con asco y susurro — Algún día te mataré . — Cameron ...— No le dejó terminar — Cameron no estará presente cuando eso pase — ¿Por qué me odia tanto? — Sus facciones se endurecieron—¿por que tanto odio hacia a mi? — Porque tienes la maldita sangre de esa mujer— Susurro arrastrando las palabras. — Yo no tengo la culpa— Su mano se enrosco en mi cabello, jalándolo . Mis sollozos alimentaban el ego de ella, pero no podía evitarlos. — Tú ataste de por vida a tu padre a esa mujer, y eso jamás te lo voy a perdonar —¿por que tengo que pagar por los errores de otras personas? — No me importa — Mi error fue responder de esa manera. Me llevo a fuerzas jalándome del cabello, hacia ese maldito cuarto oscuro , donde el dolor me dejaba paralizada.Los hombres que vigilaban el lugar , callaron e hicieron como si no estuviera pasando nada. Me empujo y caí al suelo de rodillas. El olor a humedad llegó a mis fosas nasales, no era de mi agrado, nada de esto lo era. En este cuarto no había ventanas, lo que iluminaba eran dos pequeñas velas que estaban colgando a lado de la puerta. El frío en este lugar te abrazaba hasta dejarte con el cuerpo tembloroso e implorando un poco de calor. — Deberías morirte— Habló con burla— Nadie lloraría tu muerte. ¿En serio crees que a alguien le importas tan si quiera un poco? — Apreté mis puños. Sus juegos psicológicos no me gustaban, por que siempre empezaba así, y después terminaba destruyendo mi autoestima— Cameron solo quiere sexo contigo, nada más. No te ama, y serías una completa estúpida si así lo pensaras. Él me ha desmontado afecto, Cameron si siente algo por mi. Quiero creer que si, por que es a lo único a lo que me puedo aferrar para salir de este infierno. Amarlo , me hace olvidar mi vida. Él es ese rayito de sol donde hay completamente oscuridad. Te hace sentir caliente, cómoda y acogedora. Aún que él sea un monstruo. Solté un jadeo al sentir el agua helada empapándome el cuerpo completo. Su risa llena de humor, causo más escalofríos en mi cuerpo. Dejó caer al suelo el balde vacío que había utilizado. Tomo un látigo, y supe que el dolor sería el doble del que normalmente siento cuando pasa esto. — Prometo no hacer nada tonto — Susurre con miedo. — Siempre haces algo tonto — Se acercó a mi y comenzó a destrozar mi ropa , hasta dejarme en ropa interior— Solo así aprenderás que Cameron y tú no puede estar juntos. Deja de hacerte ideas patéticas en tu tonta cabeza, porque primero te mato , antes de dejar que eso suceda. — Él me defenderá, le contaré todo cuando esté de regreso— Me quise tragar las palabras cuando vi el enojo en su mirada. Grite con dolor si entiendo el ardor , el escozor y la picazón en mi espalda. Había dejado caer el látigo contra mi piel sin misericordia. El hecho de que el agua resbalara por mi cuerpo , hacía que la situación fuera más pesada, más fuerte—¡Por favor! — Mis dientes se clavaron con fuerza sobre mis labios rojos, llegando a lastimarme y sentir el sabor de la sangre en mi boca. Era un martirio, un verdadero infierno. Grite sintiendo el látigo en mis glúteos estrellarse con más fuerza. Las heridas no serían profundas, ella solo quería dejarme marcas. No era tonta, sabía que Cameron haría arder el mundo si me encontraba herida. Los azotes continuaron. Espalda, glúteos, piernas y abdomen fueron los lugares en donde me dejó un tono rojizo en la piel. Veinticinco azotes en total conté. No contenta con el resultado, tomó la vela que seguí encendida y dejó caer la cera sobre mi piel sana, donde el látigo no había tocado. Me revolqué queriendo que parara. La cera caliente resbaló por mis senos hasta secarse. — Ya basta— Su sonrisa de maldad era lo que más odiaba, por que ella lo gozaba. Mientras yo sufría, ella disfrutaba. Y la despreciaba por eso. — Podría dejarte aquí , a la espera de tu muerte — Trate de bloquear mi dolor poniendo mi mente en blanco—Pero , esa cara bonita de algo me tiene que servir — No comprendí lo que dijo — Mañana tu futuro esposo desayunarán con nosotros — Me olvide por completo del dolor con eso. La pesadilla con la que tengo años tratando de escapar , se sentará en la misma mesa que yo , y no podré hacer algo para evitarlo . Margarita aplicó con suavidad la crema en mi cuerpo desnudó. —No aliviará por completo el dolor —Susurro la mujer con pena , masajeando con extremo cuidado mi piel —No debes contradecirla y los sabes bien. Sabes que eso la enfurece —Él vendrá mañana — Susurre tragándome la agonía— Me obligará a casarme con él. — Bella, sabes que eso tarde o temprano pasaría. Hay una alianza de por medio. La señora y Savannah llegaron a un acuerdo cuando aún eras una niña y dicho acuerdo tiene que llegar a cumplirse, sino , se derramará sangre. No me importa , sea cual sea la sangre, no me interesa si se derrama. Mientras no sea la de Cameron o a mía, todo esta bien . —¿Puedes envenenarlo? — Sus manos se tensaron sobre mi —¿Puedes hacerlo? — Puedo — Habló con firmeza y una ligera esperanza palpitó en mi pecho— Más no debo . —Viviré un infierno a su lado , ¿lo sabes verdad? — Lo siento, bella, pero no puedo ayudarte— Margarita dejo de aplicar la crema sobre mi piel, se levanto en silencio y salió de mi habitación. Clave mis uñas en las sábanas con rabia mezclándose con el dolor de mi pecho. Mi futuro al parecer ya estaba escrito, lo había escrito esa mujer sin pensar en mi felicidad y deseaba que algún día su muerte sucedería dolorosa. ~~~~ —Compórtate — Apreté el vestido de verano con impotencia al escucharla— Haces algo estupido, y tú querida madre muere esta misma tarde— Mire el plato vacío con desagrado. Los utensilios, las copas y las servilletas estaba acomodadas perfectamente— Te has puesto demasiado labial, ¿Aún así dices no quererlo? — ¿Anna, pensaba que quería impresionarlo? — No me he puesto labial— Me aclare la garganta incómoda— Yo no uso labial— La sorpresa brillo en sus ojos, pero inmediatamente opaco ese brillo con el desagrado reemplazándolo. — Señora— Un hombre interrumpió en el comedor, y eso solo significaba una sola cosa; Él ya estaba aquí. Su sucia presencia estaba a pocos metros de mi. — Me da gusto de verte, Alec — Anna no dudo en acercársele. Yo me quede muy quieta en mi sitio sin girar a verlo. No escuche la conocida voz ronca característica de él, en cambio si sentí su presencia justo a lado de mi. Su perfume me azoto, impregno mis fosas nasales con el olor. Por instinto cerré mis ojos deseando desaparecer, pero el sutil tacto de él me trajo de vuelta a mi cruda realidad. Su mano tocó un mechón de mi cabello admirándolo, sintiendo la suavidad de este. —¿No piensas saludarme?— Hablo con dureza—He esperado mucho tiempo por ti, bella. Esta vez no lo vas a arruinar— Eso último lo susurro para nosotros dos. — Estas enfermo — Me atreví a mirarlo a soltar mis tontas palabras. El frío gris en su mirada te dejaba dudando de tus capacidades mentales. — No sabes cuánto — Sin delicadeza tomó mi muñeca y me sacó del comedor guiándome a rastras al jardín. — Suéltame— Exigí con mi voz temblorosa. Cameron y Alec tenían las misma complexión, altura y musculatura, así que pelear con él de nada me servirá — Me lástimas, Alec— Solo cuando llegamos a nuestro destino me libero , tomando mi rostro en sus manos, acercándome a sus labios. El miedo me dejó paralizada y con las manos temblorosas—No quiero esto— Me dedicó una sonrisa llena de maldad. — No me importa lo que tú quieras, serás mía, por que yo así lo quiero—Cameron lo impedirá, lo sé— Levantare una guerra con el que se atreva a proclamarte suya. Solo seremos tú y yo.
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