Aysel.
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Melisa sentía la lengua de Murat acariciando la suya, aquello había sido tan sorpresivo que su cuerpo se quedó inmóvil al no saber que hacer, su corazón latía rápido, los bellos de su cuerpo se erizaron y su vientre se inundó de cosquillas.
Mientras tanto Murat no se limitaba en lo más mínimo, tenía sujetada a Melisa del cuello y profundizaba su beso tanto como quería y podía, ella no se estaba rehusando, así que él lo tomó como luz verde para continuar.
Se alejó de ella y la dejó respirar, Melisa respiró hondo y lo miro directo a los ojos, sentía sus labios un poco hinchados, pero con un sabor agradable.
Murat sonrió al verla tan fuera de si.
—¿Y entonces?.
Melisa aún estaba estática, pero cuando pudo reaccionar, levantó su mano y la llevo directo al ros
