Confesiones inesperadas

2067 Words

Contra todo pronóstico, la madre de Stefano volvió a "visitarla" un día, aunque esta vez tuvo decencia de pedir permiso. Minerva la observaba atenta, esperando su próximo arsenal de veneno, estaba preparada. —Yo… quería ver al niño que tienes —dijo con voz aparentemente fría, pero a leguas se notaban sus nervios. —¿Y eso cómo para qué? —Minerva… —Mire, señora… sé que no soy la mujer que esperaba para su hijo, pero es lo que él escogió. Tenemos un hijo y es mi mayor tesoro, así que si vino a hacernos sentir mal… —Te equivocas, Minerva, no vine a eso. Alzó la vista y aunque podía tratarse de un error, la venezolana creyó ver arrepentimiento en su mirada. —¿Entonces a qué vino? —Quería… conocer a mi nieto. Lo dijo apenas en un susurro, tragando saliva visiblemente nerviosa. Miner

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