Stefano ya las esperaba en el vestíbulo de la planta baja, charlando con otros compañeros que también aguardaban a sus parejas.
De vez en cuando miraba hacia los ascensores, esperando verlas llegar, ligeramente divertido ante el secreto que habían guardado sobre los vestidos. Sabía que Bianca quería hacer una aparición espectacular, no se había dejado engañar por sus palabras de un rato antes.
Cuando el ascensor se abrió y las vio aparecer, supo que lo había conseguido. Su mirada se quedó atrapada en Minerva, sin poder apartarla.
Realmente estaba preciosa.
Miró a Bianca, vio la mirada burlona de esta, y supo sin ninguna duda que cada detalle del atuendo de su mujer había sido minuciosamente escogido por su hermana para impresionarle.
Otra noche que le iba a resultar difícil.
Se a
