Thomas llegó al castillo y encontró a Alexander en su despacho, revisando mapas y planes para proteger el territorio. Su expresión estaba marcada por la preocupación y la fatiga. —Alexander —dijo Thomas, adoptando un tono grave—, necesito hablar contigo. Es urgente. El duque levantó la mirada, notando la seriedad en los ojos de su Beta. —¿La encontraste? —preguntó, dejando a un lado los mapas. —Así es —comenzó diciendo, saboreando cada palabra—. La encontré en el pueblo, en la casa de su novio. No sé cómo decirte esto, pero... la situación se salió de control entre ellos. La preocupación en el rostro de Alexander se intensificó, transformándose luego en una furia contenida. Se levantó de golpe, su mirada estaba fija en Thomas. —¿Qué dijiste? ¿Estaban juntos? —su voz temblaba de

