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Charlie
Después de que tuvimos una no tan agradable visita familiar, Noe y yo nos dirigimos al hospital a ver a mi padre, no se lo he dicho pero tengo miedo de que su padre realmente lo deje en la calle por mi.
—Deja de pensar Charlie, cuando lo haces frunces el ceño y se te forman dos arrugas en la frente.
—Yo no tengo arrugas, son líneas de sabiduría. –aseguro y ríe.
—Bueno, tu línea de sabiduría se está marcando demasiado, deja de pensar.
—Tengo miedo de que tu padre cumpla su amenaza.
—No te preocupes por eso, él no puede quitarme nada por que ya ni siquiera me pertenece.
—¿De qué hablas?
Noe frunce los labios pensativo y toma mi mano. Sé detiene en la orilla de la calle y apaga el coche.
—Toma esto con calma.
—Ay por Alá, esa petición no me huele bien.
—Es
